X
análisis > Fernando Fernández

Algunas claves de un Gobierno previsto > Fernando Fernández

   

El pasado 27 de noviembre, en mi dominical columna hice un análisis de los resultados electorales y al referirme al Partido Popular escribí: “Soria ha tenido un éxito sobresaliente que ahora, cuando abandona la política canaria, propiciará un recorrido nacional (…). Y añadí: “Apunten estos nombres: Soraya, Cristóbal y, a continuación, las Anas: Pastor y Mato; Miguel Arias, Gallardón, Soria y, en algún sitio, Margallo. Añadan tres o cuatro nombres más, entre ellos un catalán, un vasco, uno o dos independientes, y tendrán el nuevo Gobierno. Rajoy dice de sí que es previsible y, efectivamente, lo es”. Tras la constitución de las Cortes y conocidas la elección de Jesús Posadas como presidente del Congreso y del alavés Alonso como portavoz parlamentario, en conversación con el director del DIARIO, precisé que el catalán al que hice referencia sería Jorge Fernández.

A lo largo de las 4 semanas trascurridas desde el 20-N y hasta la toma de posesión del presidente Rajoy y sus ministros se han ido sucediendo las quinielas, incluyendo en ellas hasta unos 50 nombres. Así es muy difícil que alguien pueda decir que no ha acertado. Paco Pomares escribió en estas páginas, refiriéndose al nuevo Gobierno: “Pocas veces una noticia tan cantada como el nombramiento de un Gobierno ha despertado tanto interés periodístico y ciudadano”. Y Leopoldo Fernández diseccionó muy bien al nuevo Gobierno en una columna cuyo mismo titulo (Previsible) era muy expresivo. Un confidencial digital de bien ganado prestigio, al informar sobre el nuevo Gobierno, tituló: “García Margallo, Jorge Fernández Díaz y Ana Mato, las sorpresas del Gobierno”.

De manera que tanta expectación y críticas por el secretismo con el que Rajoy llevó el nombre de sus futuros ministros, para llegar a la conclusión de que todos estábamos al cabo de la calle y todo ha sido así de previsible. Aunque la verdad sea dicha, unos estaban más que otros. En realidad, solo los nombres de Fátima Báñez, la nueva ministra de Empleo y Seguridad Social, y el de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, no habían sido mencionados en las quinielas. La primera, del círculo más próximo a Soraya Sáenz de Santamaría y buena conocedora de los contenidos de su cartera ministerial. Pedro Morenés había sonado, aunque no mucho, en el cupo de los independientes y es una sorpresa relativa; fue secretario de Estado con Rajoy en el Ministerio del Interior y tiene un perfil para ser considerado un adecuado interlocutor con los militares.

Sorpresa relativa ha sido el nombramiento de García-Margallo en Exteriores, pero no su inclusión en el Gobierno. En realidad creo que ya hubiera estado en 2004 de haber sido elegido Rajoy presidente. Además de amigo personal, es uno de sus más próximos colaboradores a lo largo de los últimos 20 años. No es cierto, que el nuevo titular de Exteriores tenga solo 3 prioridades, Europa, Europa y Europa, como he leído. Durante 15 años, Margallo y yo hemos recorrido juntos todos los países de la América hispana y buena parte de África, áreas geográficas de las que lo conoce casi todo y en el Parlamento Europeo se ha ocupado no solo de las comisión competente en asuntos económicos y monetarios de las que es un profundo conocedor; ha sido miembro de las delegaciones de la Eurocámara para América Central y Caribe y últimamente ha presidido la delegación para América del Sur.

Al tomar posesión del Ministerio de Agricultura, Miguel Arias ha dicho con el humor que le caracteriza que “por Navidad todos volvemos a casa”. Aunque creo que prefería la cartera de Exteriores para finalmente intentar ser comisario europeo, su enorme preparación y conocimiento de los temas agrarios europeos, en un momento en el que en Bruselas se negocia la reforma de la política agraria común que él conoce como pocos, le ha devuelto a un ministerio que ya dirigió con acierto años atrás.

Los nombramientos de Cristóbal Montoro y Ana Mato eran igualmente previsibles y obedecen a una misma lógica. Ambos fueron eurodiputados entre 2004 y 2008 y ese año regresaron a la política española por expreso deseo de Rajoy, que quiso incorporarlo a “su equipo”, como él mismo dijo en su discurso del Congreso de Valencia del PP. Durante los gobiernos de Aznar, al tener que elegir entre un ministerio y ocuparse del día a día de su partido, Ana Mato optó por lo segundo, por lo que me pareció evidente que esta vez sería ministra. Montoro será a mi juicio la persona clave de las reformas más importantes anunciadas por Rajoy en su discurso de investidura. Reformas que no recortes, como él mismo ha dicho, para lograr el equilibrio fiscal y la pendiente modernización de la administración del Estado. Más que las políticas económicas, en la coyuntura europea actual la gestión del presupuesto y la eficiencia de las administraciones públicas son las claves para la salida de la crisis. Montoro es un catedrático de Hacienda Pública que prefiere reducir impuestos y no aumentarlos; ha sido de siempre un defensor del equilibrio y de la ortodoxia presupuestaria, “las facturas hay que pagarlas”, repite con frecuencia, y según le he escuchado, no está seducido por la urgencia de los eurobonos. Me parece que Luis de Guindos es un excelente complemento de Montoro y no al revés. La patronal española y el mundo financiero en general han filtrado durante estas semanas los nombres de De Guindos y hasta de Piqué para dirigir el área económica, en detrimento de Montoro. El nombramiento de Luis de Guindos en un guiño a los mercados y a él corresponderá completar las anunciadas fusiones de nuestras entidades financieras.

Si tenía que haber un catalán en el Gobierno, ninguno mejor que Jorge Fernández, un ingeniero de profesión que de siempre formó parte de los equipos de Rajoy en distintos ministerios. Lo conocí en el CDS a comienzos de los 80 y siempre fue una persona capaz, seria y dialogante. Fue gobernador de Barcelona, en tiempos de la UCD, por lo que además de añadir pedigrí centrista al Gobierno, accede a un ministerio que no le es en absoluto desconocido.

El ascenso de Soraya Sáenz de Santamaría es, por ahora, una etapa más de su meteórica carrera política. Esta joven abogada del Estado es una criatura política de Rajoy, que un día se presentó a su jefe de gabinete para dejar su currículum en busca de un empleo y en apenas 11 años se ha convertido en la mujer que de Isabel II hasta hoy, más poder ha acumulado en España, incluida la dirección de los servicios secretos del Estado. De los demás ministros, casi todo se ha dicho y solo me resta añadir mi alegría por el nombramiento de Soria y mi curiosidad por conocer el desarrollo de nuestro sector turístico, tan importante para nosotros y ahora en manos de Rivero y del propio Soria.