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Ceiba, banco y final voraz – Por Román Delgado

   

Siento mucho haberme equivocado y, de camino, haberlos equivocado, que seguro que esta linda historia la están siguiendo con mucha atención, devoción y fe en un final feliz, lo que no aseguro ahora mismo. Si no les gusta, por favor se los pido, no duden en avisarme, que en seguida me bajo de esta guagua. Dicho queda, pues. Ayer no fue el Día de los Enamorados, pero por poco… Sí les puedo decir que casi debajo de la ceiba y encima del banco se seguía con la celebración de san Valentín. ¿Y qué más da? Cuando no se tiene trabajo ni techo bajo el que cobijarse, y cuando además lo de la novia o la pareja está en veremos…, por lo menos que uno pueda contar con la tensión y el cosquilleo de alcanzar el objetivo de bañarse en un mar de sexo. Y esto fue lo que sin duda pasó, pero de una manera muy peculiar. Todo casi debajo de la ceiba y encima del banco: un lujo de naturaleza y paisaje urbano si no fuera por el latazo del desconcertante frío. Para no salirnos de los raíles que conducen esta historia, debo confesar, y ya es hora, que el otro día, en el texto del martes pasado, bebí más ficción alcohólica de la debida y lo que vi a través del espejo retrovisor, con el giro violento de mi cabeza, no correspondía a unos cuernos ni a algo parecido. Lo siento, pero ella era la misma, aunque con menos pelo y con sus mechas, y él, también el mismo; eso sí, bastante más desaliñado, despeinado y descolocado por eso de no coger a su debido tiempo el teléfono, o lo que es peor, por no dar señal tangible de vida. De todo esto me di cuenta ayer, cuando los vi más cerca de lo normal. Y no fue por mi culpa. ¡Qué va…! Fueron ellos los que se deslocalizaron de la ceiba y el banco y cayeron más arriba, en un punto donde casi llegaba a tocarlos durante mi travesía, en un punto donde el frío del resto del trayecto se convertía en calor húmedo, erótico; en un punto donde más tarde, ya sin posible marcha atrás, se entregaron al sexo violento. Explosionaron sin tener en cuenta quiénes ni qué había alrededor. Se lo tenían merecido y prefirieron dejar pasar san Valentín.

@gromandelgadog