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Un coño de más – Por Román Delgado

   

Jesús Posada, ese señor diputado del PP y a la vez presidente del Congreso, es un auténtico, incluso para lo peor, superviviente de la política de chochos y moscas que caracteriza a este amago de país serio que hoy es España. A Jesús Posada, que lleva en esto de la gobernanza toda la vida y que además tiene entre sus logros los de haber sido capaz, pese a su turbidez mental (la saca de paseo muy a menudo), de llevar las carteras de varios ministerios (recuerdo los de Agricultura y Administraciones Públicas), no le gusta la gente con camiseta reivindicativa y megáfono en la boca. Jesús Posada aparenta ser un señor con todas las letras, esta vez sin mayúsculas, al que le gusta el buen comer y el buen beber (y esto último no implica el clímax de la alegría), y también coger la batuta para guiar la música en el hemiciclo de la Cámara Baja, en el que, si no hay rojos y harapientos, mejor que mejor. Jesús Posada es un hombre de corbata verde que la próxima vez que vaya a iglesia o a capilla a confesarse (si es que esto lo practica, que no sé) debe pedir perdón por la grosera expresión del martes pasado en el mismísimo Congreso de los Diputados: la casa del pueblo, el salón de los ciudadanos españoles y todo lo que se les ocurra en torno a esta misma farsa…; justo el magno y sagrado lugar en el que se despachó, porque debía estar hasta los eso, con un violento, antiestético y poco apropiado: “¡Expúlsenlos, coño!”. Lo de coño suena a tricornio. Además, creo que esta vez no había fútbol en la tarde noche, y si lo había, que sí (jugaba el Valencia), es probable que no fuera su equipo el que saltara al césped. Bien es verdad que los que estaban en el gallinero del Congreso, gente de la Plataforma Antidesahucios (PAH), se pasaron un pelín, dijeron cosas feas en lugar tan sagrado y subieron el volumen hasta el griterío, pese a que la mayoría de sus señorías seguro que conserva excelente capacidad auditiva… Pero es que Jesús Posada, al que le deben salir ronchas al ver rojos, verdes y lilas tan cerca, y mucho más con esas vestimentas y tan mal peinar, se le escapó en la mismísima Cámara, en la casa del dios Democracia; … se le escapó un inadmisible coño, algo que sólo dicen los vulgares pobres y desahuciados, al menos en este país de chochos y moscas. Algo que, por cierto, ya dijo Tejero.

@gromandelgadog