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EL SALTO DEL SALMÓN >

Los tres cerebros > Por Luis Aguilera

   

Esta semana ha sido entrevistado un científico argentino dedicado a la neurociencia en Harvard. Ha afirmado que a la luz de las nuevas tecnologías se puede comprobar, sin género de duda, que las tres grandes eras de evolución perduran en nuestro cerebro. Es decir, que, al corte, hay tres formaciones bien diferenciadas. La primera corresponde a cuando unos peces salieron del agua y les crecieron las patas.

Ese cerebro desarrolló los instintos que nos han permitido sobrevivir: defensa, subsistencia, reproducción. El segundo vino como consecuencia de la actividad del primero y es el que, antojadizo, nos proporciona las emociones.

De ahí que sea tan impulsivos la alegría, el miedo, el amor, la ira. Y 200.000 años después se superpone un tercer cerebro que es el que elabora pensamientos. Surgen el lenguaje, la comprensión, la asociación, el cálculo, la creatividad… El los noventa desarrollé una teoría en la que sólo yo creí: la llamada “década perdida” de América Latina fue el estrangulamiento económico de aquellas clases sociales capaces de hacer una revolución. Empobreciéndolas, los individuos estaban condenados a ocuparse de las urgencias de su supervivencia, desalentando así las causas comunes.

El científico argentino me ha dado una nueva perspectiva de la misma idea pero esta vez con Europa en su “década perdida”. Seguro que los poderes invisibles conocen bien esta tesis y a ella apelan.

Pensemos que la sociedad del bienestar tenía bien resueltas las necesidades básicas de los ciudadanos. Este estado de satisfacción les permitió mirar más allá y muchos comenzaron a hacerse preguntas peligrosas sobre el medio ambiente, el gasto militar, el hambre, la justicia global.
Entonces han dicho “arrasemos con ese estado de bienestar” y los obligamos a que no saquen los ojos de su ombligo. A ver cómo cada uno se las apaña en solitario. El desempleo o su temor los somete. Lo inmediato como preocupación.

Lo de echar al caldero y cómo pagarnos lo que era gratuito o subvencionado. Así sólo van a usar los dos primeros cerebros mientras les vaciamos el tercero. Que su conciencia colectiva no atente contra nuestros negocios. ¡Hala!