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La regla de los uniformes – Miriam Ferrera

   

La mayor parte de las veces en las que no nos arreglamos no lo hacemos por estar en contra de ir guapas al trabajo, sino por la falta de tiempo a la que nos somete la vida diaria: trabajo, niños, casa… las mujeres siempre estamos pluriempleadas de un modo o de otro, lo que repercute directamente en cuánto tiempo nos dedicamos a nosotras mismas.

Antonia Molinero, directora de la Escuela Canaria de Creación Literaria “tiene muy poco tiempo”. Por eso apenas se dedica a sí misma minutos al día y define su propio vestuario como “soso”. Tras investigar en la red y hablar con ella por teléfono mi conclusión fue que Antonia no es sosa en absoluto, de hecho es una mujer creativa y con mucha chispa. ¿Por qué no trasladar entonces esas cualidades a su armario? “Debo seguir pareciendo seria y nada frívola por el cargo que represento” me dijo. En el tiempo que pasamos juntas pude demostrarle que se puede ir correcta y acorde a su posición profesional sin caer en prendas insulsas.

¿Cómo? Pues poniendo en práctica una regla que combina varios clásicos a la que llamo “la regla de los uniformes”: blazer (a ser posible con color) + camisetas + vaqueros o pitillos. De este modo estaremos perfectas desde la mañana a la noche.

El plus lo darán como siempre los complementos. Para esta sesión quise utilizar un bolso de Alilovesyou Bags, una firma tinerfeña en plena expansión nacional. Sus piezas son deseadas por la combinación de materiales clásicos y regios con diseños audaces.

Ana Lobo, estilista de La Laguna, supo captar enseguida el concepto “darle un twist a los clásicos” aplicando unas ondas realizadas con la styler GHD al pelo liso de Antonia y respetando sus deseos de “no parecer maquillada”. Te recomiendo que visites su acogedor salón en Camino La Rúa, número 30 cerca de la Plaza del Cristo. Con un poco de suerte, además de llevarte a casa sus profesionales consejos… ¡probarás sus cupcakes!

Redacto esta columna algo coaccionada pensando que hoy estará delante de los ojos de una profesora de escritura. ¿Le habrá gustado tanto como la idea de aplicar la “regla de los uniformes” a su armario? ¡Qué nervios!