La música sí es cosa de niños

Los 52 niños que componen el original grupo dedican varias horas a la semana a perfeccionar el uso del violín. / EMILIA VIÉ

LUIS F. FEBLES | Puerto de la Cruz

No hace falta costearse las elevadas matrículas que sólo algunos pueden permitirse en un conservatorio de música. El afán por enseñar y el altruismo que se paga con la ilusión de un niño, se han dado la mano en el barrio de La Vera, en Puerto de la Cruz, para hacer realidad un proyecto que empezó con el interés de los más pequeños en un instrumento que poco conocían, pero que les causaba gran expectación: el violín.

Con escasos recursos y mucho esfuerzo, cerca de 52 niños y niñas han formado la que con toda probabilidad es la primera orquesta infantil de violín creada en un colegio público en España. Su principal impulsora, Laura Vié Dohmen, miembro del AMPA y ayudante de cátedra de violín, dedica cuatro días en semana a enseñar de forma gratuita el noble arte de este instrumento de cuerda.

Consciente de la situación de desempleo que sufren muchas familias del barrio, decidió enseñar sus conocimientos como actividad extraescolar en el centro educativo portuense, entre tres y cuatro veces por semana. La idea surgió en febrero, cuando ante la imposibilidad de realizar una excursión al Auditorio Adán Martín por falta de presupuesto, organizó un concierto didáctico. El resultado sorprendió a todos los presentes. “Los niños quedaron encantados, notaba su interés por conocer una herramienta que les era truculenta y graciosa a la vez. No paraban de curiosear y el AMPA aprobó la idea de dar clases después de las oficiales”, explica Dohmen.

En el mes de abril cristaliza la iniciativa, con la búsqueda de financiación. “Publiqué en el Facebook del AMPA nuestra intención de encontrar empresas o administraciones que nos facilitaran las herramientas de trabajo; fue increíble la labor de Violines de Arona y la ONL ‘Se busca Robin Hood’, que nos asistieron muchísimo” apunta emocionada.

La campaña seguía, y reconocidos poetas y pintores donaron sus obras para comprar los violines. En abril, cuatro instrumentos daban el pistoletazo de salida. Ya tienen 30, que se van repartiendo entre el importante número de usuarios.

La cadena de favores hizo realidad lo que en principio parecía una quimera, un sueño que cojeaba por falta de recursos y que a día de hoy se ha convertido en una orquesta infantil que avanza a pasos agigantados. “Ha sido emocionante ver como en tan poco tiempo, niños de entre 6 y 12 años, aprenden cada vez más rápido; pronto actuaremos en algún concierto”, apostilla la profesora.