Gibraltareños – Por José David Santos

Imaginen que Canarias en lugar de haberle arrancado el brazo a Nelson hubiese caído bajo el manto y el mando del Imperio Británico y, a día de hoy, fuésemos angloparlantes, manejásemos la libra y tomásemos el té a las cinco (no conozco británico que lo haga, pero… dicen que es tradición). Imaginen que hace una década nos hubieran preguntado a los canarios si preferíamos seguir siendo súbditos de Isabel II antes que de Juan Carlos II (o Mohamed VI) en un ejercicio civilizado de consulta a la ciudadanía para, es lo menos que se sirve en democracia, decidir sobre su futuro. Imaginen que el 99% de los canarios con derecho a voto y que lo ejercieron en esa consulta decidiera seguir formando parte del Reino Unido. Imaginen que, pese a ello, España reclamase esta tierra como suya y argumentara que somos colonia y que esto es parte de su territorio y que “ya está bien” y se monte un pollo en torno a un asunto que a los canarios nos indignaría porque desde ese otro país nos dicen que tenemos que ser como ellos; esto es, más corruptos que ninguno en Europa pero, eso sí, campeones del mundo de fútbol. Pues eso es lo que pasa en Gibraltar.

Bueno, si solo fuera eso no pasaría por ser la enésima majadería de este Gobierno desnortado de Mariano Rajoy que saca, otra vez, a pasear el patriotismo rancio y malentendido con el que este país ya hizo el ridículo con el asunto del islote de Perejil. Los gibraltareños estos días quieren, aún más, ser británicos. Los llanitos se mofan de España y del intento de sus dirigentes de desviar la atención de otros asuntos. Es tan obvio y pornográfico que detrás del manido “Gibraltar español” hay una cortina de humo apestosa, que hasta el más patriota de los patriotas se debe sentir sonrojado. Se podría discutir el asunto del peñón, sus monos y las mil controversias que hay alrededor de este trozo de tierra, pero de ahí a montarse este circo va, nada más y nada menos, que la política exterior de Spain, digo de España. Sorry.

@DavidSantos74