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MALDITO PARNÉ >

A vueltas con Repsol – Por María Fresno

   

Hace meses que los futuros sondeos de Repsol copan los titulares de los medios de comunicación. El debate, más político que otra cosa, no para, especialmente ahora que, en ausencia de noticias, los periodistas tenemos que buscar la información debajo de las piedras: estirar el chicle que se dice en el argot periodístico. Pero una cosa es que nos pongamos a marear la perdiz con un asunto, y otra bien distinta es hablar sobre algo que todavía no ha ocurrido. Desconozco el alcance técnico de las prospecciones. No tengo criterio para hablar de ello, pero lo que me parece absurdo es que a muchos, ahora expertos en petróleo, se les llene la boca diciendo lo malas que son las extracciones y los peligros que puede entrañar para nuestras costas, cuando la realidad es que aún no sabemos si hay o no petróleo. Lo sensato, por encima de disputas puramente políticas, es averiguar primero si hay petróleo porque, en caso negativo: #findeldebate. En Canarias somos expertos en cerrarle las puertas al campo. ¿No sería más lógico dejar que se hagan las extracciones, y una vez constatado que hay crudo, sentarse a hablar? Entonces es cuando Canarias puede comenzar a negociar sus condiciones y exigirle a Repsol que pague tasas de todo tipo y forme a trabajadores canarios para las futuras plataformas. Pero hablar ahora sobre algo que no se sabe, insisto, me parece desviar un debate sobre lo que realmente interesa, como los 290.000 parados. Repsol no me ha dado ninguna tarjeta de descuento ni de puntos para sus gasolineras, ¡y eso que está cara!, pero creo que en el caso de que haya petróleo debemos ser nosotros quienes lo explotemos, porque si no, vendrán otros y nos quedaremos con cara de tontos. Por lo pronto, Marruecos se está frotando las manos. Tenemos una tasa de paro que supera el 33%, un sector de la construcción agotado cuya única opción es la rehabilitación y un sector turístico cansado de tirar del carro. Un derrame “catastrófico” se daría en un sondeo cada 50.251 y en las peores condiciones posibles. Noruega convive con las plataformas petrolíferas, e incluso, son un atractivo turístico. Pero Canarias sigue negando la evidencia. La verdadera historia del no al petróleo no está en el turismo o en los riesgos medioambientales. La razón está en los apoyos políticos que necesita Paulino Rivero de Fuerteventura y Lanzarote para volver a ser candidato de CC a la presidencia del Gobierno. Pasadas las elecciones, en el 2015, a lo mejor hay un giro en la política petrolera del Gobierno.

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