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De cine – Por Jorge Bethencourt

   

No estoy por las subvenciones. Pero en este país, casi todo precio está falseado por la subvención. Desde el plátano al cine, pasando por el teatro, el transporte aéreo, ferroviario y marítimo, los sindicatos, los partidos políticos, la matrícula de la universidad, las televisiones públicas, la iglesia, la minería, los astilleros, el recibo de la luz o los coches eléctricos. Es lo que hay. Es importante entender que la decisión de alterar del precio real de las cosas se toma por las autoridades y se paga con el dinero de todos los ciudadanos.

El cine español, en términos generales, me parece un coñazo. He dedicado cierto tiempo a comprobarlo. Desde Tigres de papel hasta la fecha. O sea, que ha llovido. De cuando en cuando me someto a la prueba del algodón y asisto a una de esas películas de planos eternos, historias que se desinflan y actuaciones histriónicas.

Al salir del cine, echando pestes y pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor (El verdugo, El Crack…) me reafirmo en mis creencias. Dicho esto, que el Ministro de Hacienda considere que el cine español es una caca y que encima lo diga, me parece una pasada. Montoro le está cogiendo el gusto a llamar la atención haciendo de enfant terrible. Lo ponen a parir, pero se la refanfinfla. Incluso disfruta, yo diría. Pero un gobernante español no debe criticar una industria del país. No está en su sueldo.

Hacienda ha descendido sobre el cine y el teatro, sobre la cultura española, con las garras del IVA. La base de que esto funcione (y los ministros se paguen sus sueldo y decidan subvenciones) se basa en que el Estado se apropia de parte del valor del trabajo y de lo que producimos. Y tan honorable es hacer un pan como actuar en el papel de Sancho Panza. Pero los males del cine no vienen por lo que paga sino por lo poco que gana.

A pesar de las ayudas y de la ley que obliga a las televisiones a invertir en producciones (hecha por Aznar en los noventa) el cine español no ha sintonizado con la gente. Y salvo que quieran que la pasma lleve al personal a la taquilla a punta de pistola, más vale que vayan pensando en que sólo se pueden vender los sueños que la gente quiere comprar.
Mientras el cine “serio” se mueve en recaudaciones que nunca superan los cien millones de euros al año, el cine porno español las cuadruplica. Y a pelo. Sin comentarios.

@JLBethencourt