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Rebaja de tasas – Por Leopoldo Fernández

   

Me parece de perlas que AENA, la entidad pública empresarial encargada de la navegación aérea y la gestión de los aeropuertos civiles, decida ahora rebajar algunas de las tasas que viene aplicando con el fin de incentivar el crecimiento de pasajeros a partir del próximo año. Aunque la medida se extenderá a toda la red de aeródromos nacionales -46, de los cuales 20 son irrelevantes por su escaso tráfico-, no conviene engañarse al respecto, ya que la rebaja responde en realidad a la imperiosa necesidad de captar recursos ante la caída de viajeros (casi 10 millones en un año), y por tanto de ingresos del gestor aeroportuario -siempre se ha dicho que a menos impuestos mayor recaudación- en vísperas de su privatización. Además, se pretende mejorar el rendimiento económico de la nueva terminal de Madrid-Barajas, un aeropuerto que ha caído en picado tras la pérdida progresiva de pasaje por parte de la compañía Iberia y de algunas de sus filiales, entre ellas Iberia Express, que opera con Canarias, en lugar de la firma matriz. Así las cosas, AENA aplicará los descuentos -“incentivos”, según el lenguaje de esta sociedad- en las tasas por nuevos pasajeros que generen las compañías aéreas, así como en las nuevas rutas que comiencen a operar en 2014. Entre pitos y flautas, el presidente de AENA cree que con esta nueva política las líneas aéreas podrán captar unos cuatro millones de nuevos viajeros. El tiempo dirá si los cálculos son prudentes o un tanto arriesgados a la vista de la crisis económica y de la pérdida de prestigio de algunas compañías, por no hablar de determinadas incomodidades de la terminal T-4 en sus conexiones domésticas e internacionales. Lo que resulta verdaderamente chocante es que este tipo de medidas fueran sugeridas hace más de un año por el Gobierno de Canarias considerando la evolución de los tráficos, y tanto el Ministerio de Fomento como la propia AENA no solo hicieron caso omiso de tal solicitud, sino que incluso la criticaron y la consideraron inoportuna, discriminadora e injusta. A la vista está que no era así y que todos habríamos ganado de haberla aplicado en tiempo y forma, sobre todo porque las tasas aéreas españolas, aun siendo muy competitivas en Europa, experimentaron un fortísimo crecimiento -prácticamente del cien por cien- entre 2011 y 2013, y de ese exceso devienen los descensos registrados tanto en el tráfico doméstico como en el exterior. Fruto de ello fue la desaparición de la base operativa de Easyjet en Madrid y la disminución de rutas y frecuencias por parte de compañías de bajo costo, en especial Ryanair. Como más vale tarde que nunca, bienvenida sea la rectificación de AENA, que también beneficiará a Canarias.