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Enfermeros enfermos

   

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

Nayra Díaz, Ramona Mendoza

Nayra Díaz y Ramona Mendoza son las autoras de esta guía para combatir el estrés laboral. | DA

Responsable de más del 20% de las bajas de los profesionales del sistema sanitario, el burnout o síndrome de fatiga laboral crónica se ha convertido en uno de los grandes lastres de la sanidad canaria, incapaz de ofrecer una respuesta eficaz a todos aquellos que lo padecen en los hospitales y centros de salud del Archipiélago. Para combatirlo y prevenirlo, las enfermeras del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC) Nayra Díaz y Ramona Mendoza han publicado la primera guía sobre el Estrés y Burnout en los profesionales de Enfermería, editada por el Sindicato de Enfermería Satse y la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería (FUDEN).

En ella, las dos profesionales canarias analizan los factores desencadenantes del estrés laboral y el síndrome de Burnout, que resulta de un estado de estrés laboral crónico. Este último es tan grave que llega a afectar a todos los ámbitos de la vida, no solo al sanitario. “Uno de los aspectos que nos empujó a hacer la guía es el poco valor que se le da al aspecto psicosocial en el trabajo y a la nula evaluación de los riesgos que conlleva, que son tan peligrosos para el profesional, el usuario y las instituciones, porque influye en la productividad y la eficacia del tratamiento sanitario”, explica Nayra Díaz, que además de una amplia trayectoria como enfermera en el HUNSC tiene un máster en Cuidados Críticos y Emergencias y es Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales.

En su opinión, “hay muchas somatizaciones de los problemas psicológicos que se reflejan en síntomas físicos y no son medibles, como dolores de espalda, en el cuello, insomnio, etc., que realmente proceden del estrés laboral y la ansiedad que genera en el profesional. Por eso, es muy difícil cuantificar las bajas que se producen por esta patología, aunque seguro superan el 20%”, recalca la enfermera del HUNSC, quien insiste en que “las bajas por estrés laboral también tienen unas claras repercusiones económicas para la sanidad pública, porque hay que contratar que sustituya esas bajas, se rompen los equipos de trabajo, se pierde eficacia, etc”.

En la guía, que se repartirá entre el colectivo profesional de la provincia, las autoras han hecho un recorrido por los riesgos psicosociales de la profesión a través de un arduo trabajo de investigación y a sus conocimientos como especialistas en salud laboral. Además, las dos enfermeras han plasmado en la publicación parte de su labor y experiencias en la sección sindical de Satse en la Candelaria, donde a lo largo de muchos años han podido constatar, en la práctica, la realidad de buena parte de los riesgos que describen en su libro.

“Si un profesional padece un poco de estrés, en sentido positivo, puede ser bueno porque le ayuda a estar más alerta y quizá hacer mejor tu trabajo. Sin embargo, cuando ese estrés se cronifica se convierte en un burnout, y la persona ya no puede hacer frente a la situación. La humanización del profesional es muy importante, porque deben tener la capacidad de empatizar con el paciente, y es algo que le da más calidad al sistema”, denota Nayra Díaz, quien expone que los principales factores desencadenantes del estrés entre los profesionales son “la sobrecarga de trabajo, la presión en el tiempo o los problemas de interrelación con los pacientes y sus familias”. De ahí, la importancia de establecer medidas correctoras en el propio ámbito laboral, como solicitar la adaptación del puesto de trabajo o, incluso, cambiarlo. “Es necesario que la administración tome conciencia de esta problemática”, concluye.

Los costes ‘ocultos’ del trastorno mental
Los trastornos mentales suponen la segunda causa de baja laboral en España y el tercer grupo de enfermedades que genera más gasto al sistema sanitario público. Así lo concluye un estudio publicado recientemente en la revista European Journal of Health Economics. En conjunto, según este trabajo, los trastornos mentales generan un coste económico de 7.019 millones de euros, de los cuales los costes médicos directos suponen el 36,9% (con 2.777 millones de euros), los costes asociados a cuidados informales el 17,7% (con 1.245 millones de euros) y los costes por baja laboral el 42,7% (con 2.997 millones de euros). En términos globales, los costes totales representan cerca del 1% del producto interior bruto del país.

Los resultados del estudio evidencian que los trastornos mentales están cobrando un protagonismo creciente entre las causas de absentismo laboral, dando lugar a importantes pérdidas económicas y sociales; circunstancia que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud a considerar la ausencia laboral como un “problema de salud pública”, y a instar a los responsables políticos sobre la necesidad de invertir esfuerzos hacia la prevención de la enfermedad mental en el trabajo, la promoción de hábitos de vida saludables y la reincorporación laboral de los trabajadores. “A pesar de que los Gobiernos central y autonómico destinen recursos económicos y humanos a la prevención y tratamiento de trastornos mentales, el coste social oculto, ya sea en pérdidas laborales o en cuidados informales, supone una carga aún mayor”, explican los autores del estudio.