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Carolina Ramos Rodríguez: “Estoy en esto porque había que hacer algo”

   

DOMINGO NEGRÍN MORENO | Santa Cruz de Tenerife

El poder es del pueblo, escribe Carolina Ramos Rodríguez Carol en la pizarra. Una sonrisa subraya su mensaje convencida de que el desánimo no le conviene. Defiende sus ideales a conciencia a través de la movilización junto a otros jóvenes que creen que sí se puede dignificar el ejercicio de la política. Piensa que al derrotismo se le gana con entusiasmo, algo que abunda en ella.

-¿Cuál es el alcance de la influencia de los jóvenes en Sí se puede?

“Los jóvenes en Sí se puede somos como los demás militantes. Participamos en nuestros respectivos comités y el colectivo cuenta con un representante en la coordinadora. Llevamos nuestras propuestas al partido y los compañeros las trasladan a los órganos en los que estamos representados”.

Carolina Ramos Rodríguez Sí se puede

Carolina Ramos Rodríguez, militante de Jóvenes por la Movilización (Sí se puede). | DA

-¿Qué te impulsó a participar en política?

“¡Ehhhh! A mí siempre me ha interesado todo lo relacionado con lo público y la verdad es que me animé porque conocí a Sí se puede. Fue sobre todo su sistema asambleario lo que me llamó la atención. Me dije: ‘Hay que hacer algo, en vista de cómo está la situación’. El sistema democrático se basa en que el poder está en el pueblo. Sin embargo, actualmente ponemos el voto en una urna y de resto no se escucha a la gente. En eso, Sí se puede es fundamental para que se recuerde el principio de la participación”.

-¿Son coincidentes las inquietudes de los jóvenes de distinta ideología?

“Puede haber cuestiones en las que coincidamos todos los jóvenes, pero creo que la ideología marca de una manera bastante determinante y no pedimos lo mismo. Nosotros luchamos por la desaparición de las clases sociales o por lo menos para que haya más igualdad”.

-¿El desprestigio institucional que se observa a nuestro alrededor es achacable al deterioro de lo público?

“No. Yo pienso que el desprestigio de las instituciones está provocado por la mala gestión de quienes nos gobiernan. El deterioro del sector público viene dado por prácticas como el enchufismo y por el afán de hacer negocios con los servicios públicos”.

-¿Qué tiene de negocio la política?

“No debería ser un negocio. Depende de quién esté en la política y de cuáles sean sus propósitos. Para mí, personalmente, es cuestión de conciencia. Si mi conciencia no me permite robar, puedes estar perfectamente seguro de que jamás haré de la política un modo de vida. Cuando tu conciencia te permite hacer ciertas cosas es cuando puedes convertirla en una profesión. Y ese no es mi caso”.
-¿Qué no estarías dispuesta a hacer para defender tus principios?
[Silencio reflexivo] “Vuelvo a apelar a la conciencia. Mientras mi conciencia me permita dormir tranquila y sea capaz de mantener mi dignidad, lucho por lo que creo y por lo que quiero conseguir. Obviamente, supongo que todos tenemos debilidades [ríe]. No me considero vendible, si es a lo que te refieres”.
-Ni alquilable…

[Risa] “Tampoco”.

-¿Qué te provoca escalofríos?

“En realidad, quizá son cosas que piensas que pasan y no te lo crees hasta que lo vives de cerca. Me produce escalofrío, me da mucha pena por el pueblo, por la gente, ver cómo una persona que en cierto momento lucha por unos intereses llegue a olvidarse de todo eso para al final subirse al carro del cargo… Me deja bastante mal, pero me veo en la obligación de continuar adelante”.
-¿Qué líneas definen la silueta de un militante de Sí se puede?

“Una persona con perfil de izquierdas, que lucha por la transparencia en la política, por la justicia social, por los servicios públicos…”.

-¿Cuál es tu sueño más políticamente incorrecto?

“¿Ser concejala de Güímar?”.

-Mujer, eso es una posibilidad…

“Sería una responsabilidad que me costaría aceptar. Si tengo que hacerlo, sé que puedo prepararme y afrontarlo. Por ahora, esa opción no está entre mis prioridades. No me parece que sea una necesidad imperiosa. Estoy a gusto trabajando en mi comité y en las asambleas vecinales. Si se presenta la circunstancia, iré en una lista electoral sin ningún problema”.

-¿Querer es poder?

“Por supuesto, en las asambleas he aprendido que desde el equipo de gobierno de cualquier institución podrías hacer mucho más por el pueblo que desde la oposición. Eso es cierto”.

-¿Qué sería lo primero que harías?

“Hay muchísimas cosas que se pueden hacer y que no requieren de una gran inversión. Simplemente, que alguien se preocupe, esté en el sitio y ponga los efectivos”.

-¿Y si fueras presidenta del Gobierno regional?

[Risa] “No me lo he planteado. Si estuviese ahí, desde luego intentaría eliminar el gasto innecesario, que no es el que se destina a la Seguridad Social o a la educación. Empezaría por normalizar los sueldos de los gestores públicos y suprimir los dispendios”.

-¿Los sueños ayudan a despertar?

“Sí, en un partido como este es superimportante y conveniente conservar la esperanza. Si la pierdo estoy perdida y si no lo intento nunca sabré si lo puedo conseguir”.