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La nada de Rajoy – Por José David Santos

   

España está llena de periodistas capaces de entrevistar al presidente del Gobierno de manera aguerrida, tocando todos los asuntos de interés y sin dejar escapar vivo al señor Rajoy de turno ante sus balbuceos y coletillas. O al menos lo está el timeline de mi Twitter, que la noche del lunes estuvo plagado de potenciales entrevistadores que, a degüello, no solo abundaron en la pobreza -por ser benévolos- de las respuestas del inquilino de la Moncloa, sino que arremetieron, sobre todo, contra la periodista Gloria Lomana ante, a juicio de la tribu, su trabajo mal hecho. Confieso que no vi la entrevista en directo, sino varios extractos posteriormente, pero sí la seguí in situ a través del mentado Twitter. En ambos casos, uno descubre que, efectivamente, una entrevista de salón termina siendo nefasta no solo para quien la conduce, sino, sobre todo, para el que responde. Una vez más Rajoy deja tras de sí una estela de simpleza, de bajo nivel discursivo, de… una enorme nada, que empieza a ser su seña de identidad más destacable tras más de dos años al frente de este país. Podemos hacer mofa de sus tics y galleguismo atrofiado o de su falta de carisma, pero lo que empieza a ser preocupante es que al margen de todo eso, insisto, no haya nada más. Cero. Silencio. Es como si ante los muchos problemas, conflictos, incertidumbres, desesperanzas y angustias que atenazan a millones de españoles Rajoy estuviera sentado ante la ventana de su despacho viendo llover y con la fórmula de dejar pasar el tiempo a ver si todo eso se termina por arreglar por un azar u otro. Así, nuestro presidente cree que resolviéndose la cuestión económica lo demás vendrá solo. Lo malo, lo peor, es que tanto él como sus huestes creen que es y debe ser así. Terrible escuchar a González Pons decir: “Una vez salvada la prima de riesgo, tenemos que dedicarnos a salvar a las personas”, yo creía que era justamente al revés. Si no fuera algo tan serio, la reflexión parece sacada de una escena de los hermanos Marx. Y es que en España esto ya es lo común; ocuparse primero de un valor numérico, que el presidente del Gobierno silbe como si con él no fuera la cosa y, lo más preocupante, que consideremos que todo entra dentro de la normalidad y callemos salvo en el Twitter, donde criticamos más las preguntas que las respuestas.

@DavidSantos74