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Rajoy confía en Escocia – Por Enrique Arias Vega

   

Sorprende la inacción de Mariano Rajoy, tan impasible como Don Tancredo, ante el reto independentista catalán. Muchos se preguntan: ¿tendrá nuestro hombre sangre en las venas?

Mientras se despeja esa peliaguda incógnita, hay que decir ya que el presidente del Gobierno contempla una estrategia, que es precisamente la de no hacer nada, la de dejar que el trabajo lo hagan por él los nacionalistas escoceses llevándose un revolcón en su referéndum secesionista del 18 de septiembre. Las encuestas pronostican la derrota de los independentistas escoceses por 2 a 1. Eso, a pesar de contar del petróleo del Mar del Norte, que les permite ofrecer un sistema de bienestar social como el de Noruega, sin necesidad de apretar las teclas a sus paisanos exigiéndoles más impuestos. Además de ese chollo, los independentistas prometen mantener casi todas las instituciones británicas, a fin de no asustar a los votantes indecisos, aunque la conservación de algunas de ellas no dependa en absoluto de sus deseos: el idioma inglés, la libra, la dependencia del Banco de Inglaterra, el acatamiento a Isabel II como jefe de Estado, el seguir en la Unión Europea…

Probablemente, ni por ésas salga el sí a la independencia. Como ese referéndum se producirá solo siete semanas antes de la prevista consulta de Artur Mas -el 9 de noviembre-, Rajoy confía en que el varapalo del nacionalismo escocés disuada de su intento secesionista a sus homólogos catalanes, quienes además ofrecen a sus conciudadanos menos ventajas que aquéllos. Buena o mala, ésta parece ser la pequeña estrategia de Rajoy para un problema tan grande como la supervivencia de España.