Chavismo: el mundo del revés – Por Gerardo Daniel Settecase

María Elena Walsh, poetisa y cantante argentina, fue además una activista social. Algo perceptible en dos de sus canciones: Manuelita la Tortuga, y El Reino del Revés. Ambas, pese a ser infantiles, subliminalmente denunciaban la represión de dictaduras apoyadas por el dominio cuasi colonial estadounidense en Latinoamérica. Cuando alguien decodificó los entrelíneas, Walsh fue censurada.

Esto viene a cuento actualmente, pues Venezuela en particular, y el Eje Chavista en general, recuerdan ambas canciones. Pueblos que, como Manuelita, supuestamente van a París a operarse pero solo buscan libertad, y un Mundo del Revés donde: “(…) un ladrón es vigilante y otro juez / y dos y dos son tres”. Visión adelantada del Chavismo que en lo político silencia, encarcela o asesina opositores, y en lo económico resucita fracasos: precios por decreto, colectivismo productivo, expropiaciones histéricas y corralitos cambiarios.

Walsh simpatizaba con la Cuba castrista en sus inicios, pero hoy reconocería fracasos, y se sorprendería de que mientras esta comienza a abrirse al mundo, el Eje Chavista (Venezuela, Argentina, Bolivia y Ecuador), se cierra al mismo y sus gobernantes imponen dictatorialmente falsedades como en ese Mundo del Revés donde: “(…) cabe un oso en una nuez / usan barbas y bigotes los bebés / y un año dura un mes”. Metáforas de Walsh para explicar las mentiras con que estos gobernantes engañan pueblos y los reprimen si no se someten a sus caprichos.

Cuba va hacia el mundo del derecho y el Chavismo hacia el mundo del revés, por lo que, de vivir aún, María Elena Walsh debería buscar el exilio creativo junto a Manuelita, o apoyo en la Mafalda de Quino para, juntas, encabezar una resistencia pacífica contra quienes han puesto al revés no al mundo sino a sus países, destruyéndolos solo por ambición personal totalitaria.

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