Evo Morales quiere guerra – Por Gerardo Daniel Settecase

Los límites fronterizos entre los países de Latinoamérica, tras los procesos de independización de la Corona española, son aún un dolor de cabeza para sus gobernantes, la región, y la comunidad internacional. Y a pesar de algunos errores de la Corte Internacional de La Haya, todo indica que en el conflicto entre Chile y Perú, la fijación de aguas territoriales en el Pacífico e hitos terrestres estarán acordados tras asumir Michelle Bachelet, pese a recientes escaramuzas verbales entre el presidente peruano Ollanta Humala, y su homólogo chileno saliente Sebastián Piñera.

Pero en toda pareja siempre hay un tercero en discordia. Y este es el caso de Bolivia que, de la mano de un Evo Morales necesitado de ocultar sus crisis, con su agresiva habitual verborragia complicó la situación. Aprovechando el debate Piñera-Humala, Morales ha resucitado la reclamación de una salida al Pacífico para Bolivia, perdida tras la guerra contra Chile en el siglo XIX. De lograrlo, Bolivia obtendría soberanía sobre dicho territorio, y ello le daría derecho a reclamar una nueva demarcación de aguas en el Pacífico, inaugurando una crisis trilateral y más amenazas de guerra.

Morales ya tiene experiencia en sus búsquedas de guerras que oculten crisis internas. Algunos con la tolerancia de sus vecinos, como la mandataria de Argentina, Cristina Kirchner, pues recientemente hitos fronterizos, en la limítrofe provincia argentina de Salta, fueron corridos subrepticiamente absorbiendo Bolivia localidades argentinas con el silencio de Buenos Aires.

Lo que ya ocurriera antes con Perú y Chile, debiendo retirarse Bolivia pues Santiago y Lima no son tan tolerantes y sus presidentes, del color político que sean, jamás desoirían el rechazo popular ante abusos que, de intentarse, es porque Evo Morales solo busca guerras fingidas -al ser meras amenazas-, en medio de crisis ajenas, para ocultar las suyas.

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