X
el dardo > Leopoldo Fernández

El uso de las palabras – Por Leopoldo Fernández

   

Llevamos unos días de críticas desmedidas, acuerdos absurdos, descalificaciones lamentables, todo un rosario de despropósitos por excesos varios y pésima utilización de las palabras. Hasta el presidente Rivero ha vuelto a emplear el vocablo colonial para descalificar el trato que, según él, otorga a Canarias el Gobierno español. Lo dijo en un programa de la Cadena SER, lo reiteró en el Parlamento y se quedó tan tranquilo. Hay expresiones que en boca de personajes públicos suenan fatal cuando, por prudencia y estilo personal, se pueden utilizar otras más apropiadas; en este caso Rivero pudo y debió hablar de desaire, desconsideración, insulto, injusticia. Otro cargo público, en este caso el director del Servicio Canario de Empleo, Alejandro Martín, declaró que Canarias, por su clima maravilloso, puede mantener una tasa de desempleo mayor que otros lugares más inhóspitos. Pura antología del disparate, una frivolidad inexplicable que, para mayor inri, podría inducir un efecto llamada entre los parados peninsulares. Otro dislate expresivo lo pusieron en circulación responsables de los colectivos que convocaron la manifestación de protesta contra la visita del ministro Wert a la catedral de La Laguna. Según sus portavoces, la Policía Nacional fue la principal responsable de los incidentes. Y aludieron a “estado de sitio”, “represión” y “cargas indiscriminadas”, todo un exceso, aunque las fuerzas del orden obedecieran órdenes y, eso sí, estuvieran presentes en número excesivo por mandato de la Delegación del Gobierno. ¿No hubo acaso provocaciones, ni lanzamiento de vallas, ni insultos, ni nada criticable a cargo de grupúsculos minoritarios, como pudo verse en algunos vídeos? Como remate de fiesta dialéctica impropia, el pleno del Ayuntamiento de La Orotava ha ratificado un acuerdo de hace algo más de tres años según el cual la villa norteña tiene la condición de “pacifista y antimilitarista” y se negará a organizar cualquier acto de corte militar. ¿Será que los restantes municipios son proclives a las guerras y a considerar cualquier aspecto relacionado con la milicia como algo negativo en sí mismo? Cuando la demagogia y el populismo barato se enseñorean de la voluntad de una población, aunque sea mediante votación mayoritaria, se presta un flaco servicio a la convivencia ciudadana. La defensa nacional no es algo propio de los militares, aunque estén en primera fila por razones obvias, sino también de la sociedad civil. ¿Negaría el ayuntamiento norteño la utilización de la UME si algún día La Orotava viviera un incendio, una grave adversidad climática o una situación de emergencia? Ay las palabras y las exageraciones, cuántos dislates protagonizan.