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Me voy – Por Juan Carlos García

   

Los sonidos de los enfrentamientos se perciben muy similares. Las imágenes de los choques se aprecian, por momentos, con ciertas semejanzas. Los espacios informativos de las cadenas de televisión muestran estos días aglomeraciones de personas en diferentes partes del mundo. En unos casos, la muchedumbre se manifiesta contra el poder establecido. En otros, la multitud huye de sus países intentando alcanzar un campo de refugiados o una tierra de acogida. Las protestas en las capitales de Venezuela, Ucrania y Tailandia ya se han cobrado vidas humanas. Las pantallas escupen todo tipo de refriegas entre cuerpos policiales y manifestantes. Las batallas campales en las calles de Caracas, de Kiev y de Bangkok son la punta del iceberg de la indignación existente en esos países. “Cambia de canal o me voy”. Esa es una de las frases que se están imponiendo últimamente entre los telespectadores. Escudos, cascos, botes de humo, palos, armas, incendios. En otros casos, cada vez más habituales también, otras multitudes se lanzan a cruzar fronteras con diferente suerte. Las avalanchas de subsaharianos sobre Ceuta y Melilla están colmando tanto la paciencia policial como la política. Los desplazados de Siria hacia países limítrofes se cuentan por millones. Escapando de las atrocidades del régimen del dictador sirio. La imagen de un niño sirio de cuatro años llegando a la frontera con Jordania dio la vuelta al mundo. No, no iba solo. Caminaba con más niños, mujeres y hombres. Pero se disponían a abandonar su país. El paso del territorio sirio al jordano que realicé hace unos años junto a otros canarios lo recuerdo con especial emoción. En el lado sirio la ciudad de Bosra. En el lado jordano, Jerash. Ambas poco conocidas, pero con un gran patrimonio arquitectónico y unas gentes amables. Todas estas imágenes de concentraciones de personas en diferentes países y por diferentes causas se alternan con aquellas que muestran las borrascas, temporales o ciclogénesis explosivas de media Europa. Debates soberanistas, prospecciones petrolíferas, más casos de corrupción, estadísticas del desempleo, la ola de populismo y xenofobia que arrasa Europa. “Cambia de canal o me voy”.