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Crimea – Por José Alberto León

   

Tras la anexión de Crimea por Rusia, se activa la imposición de sanciones a ésta por parte de la Unión Europea (UE) y EE.UU., y surge la incertidumbre sobre qué efectos podría tener una potencial escalada de sanciones recíprocas entre Rusia y las potencias occidentales. Ucrania es el tercer exportador mundial de trigo y maíz, y Rusia suministra el 25% de las necesidades europeas de gas, en su mayoría a través de gasoductos que atraviesan Ucrania. ¿Cuáles serán los efectos económicos de una escalada en la crisis de Crimea?

Crimea descubrirá pronto que independizarse a las bravas tiene su coste. Ucrania suministra el 85% del agua y el 82% de la electricidad de Crimea, y Rusia no será capaz a corto plazo de compensar esos recursos porque las infraestructuras para hacerlo no existen. Así que cabe esperar restricciones energéticas y de agua en esta península durante algunos años. Crimea vive del turismo y de la agricultura. Con la tensión militar, la temporada turística será mala, cuando en 2013 recibieron más de dos millones de turistas. En cuanto a la agricultura, es muy dependiente de los recursos hídricos procedentes del resto de Ucrania, y es probable que se corte el suministro en cualquier momento. Crimea dependerá de la ayuda rusa para sobrevivir mientras crea las infraestructuras necesarias para independizarse económicamente de Ucrania.

Por su parte, Ucrania es un país en bancarrota y necesita ayuda. El FMI y la UE ya se han comprometido a aportar 20.000 millones, pero la crisis desatada tiene graves consecuencias económicas sobre una economía aquejada de graves desequilibrios estructurales. Los grandes proyectos de inversión, como los de las compañías occidentales en el sector energético, se han visto interrumpidos; la logística de su comercio exterior a través del Mar Negro está comprometida, con el consiguiente impacto en los mercados de cereales; sus deudas con Rusia y la subida de los precios del gas aplicados por ésta apuntan a una crisis de precios y suministros como las de 2006 y 2009, y desbordarse hacia la UE. Y finalmente su sistema financiero se encuentra al borde del colapso, sin apenas divisas para pagar las importaciones ni acceso a los mercados de deuda. En cuanto al impacto de la pérdida de Crimea, su economía no supera el 3%, por lo que no sería un gran quebranto.

Gas y petróleo

El impacto en la economía de la UE no sería tan grave a menos que afectara al suministro de gas y petróleo a Ucrania, y de camino a la Europa central y del este. De ser así, los precios energéticos subirían, pues se reduciría la oferta (Rusia no puede vender la mayor parte de ese gas a nadie más que a Europa). Un 20% de la producción mundial de gas y el 12% de la de petróleo corresponden a Rusia, así que el impacto sería considerable y el precio aumentaría lo suficiente como para poner en peligro la recuperación de la economía europea. Sin embargo, la mayor afectada por esa medida sería la propia Rusia, que se suicidaría económicamente, pues la hundiría en una probable bancarrota y depresión económica, ya que estos recursos suponen las dos terceras partes de sus exportaciones. Por otro lado, tras los cortes del suministro de gas ruso de 2006 y 2009, la UE se ha esforzado en diversificar sus fuentes de aprovisionamiento, lo que debería desanimar a Rusia sobre tomar esa medida. La UE ha incrementado su inventario de gas, lo que, sumado a un invierno bastante suave y nuevas infraestructuras con rutas alternativas a Ucrania, la deja ahora más a cubierto de emergencias.

No es la situación del trigo y el maíz. Hoy son dos de las materias primas con mayores precios debido al peligro de perturbaciones en el suministro mundial, a lo que se suma el frío invierno estadounidense. Ucrania exporta el 19% de la oferta mundial de maíz a través de puertos en Odesa, en el sur del país, pero no en Crimea, con lo que este suministro quedaría a salvo a menos que el aventurismo militar ruso se expandiera a otros territorios ucranianos o a un bloqueo del comercio en el Mar Negro. De ser así, los más afectados serían los países en vías de desarrollo y subdesarrollados, más dependientes de estos alimentos, aunque una subida considerable del precio en la UE sería inevitable.

Impactos en Europa

Si Rusia no corta el suministro de petróleo y gas (y no le conviene), solo el 3% de las exportaciones de bienes y de la inversión directa de la zona euro va dirigida a Rusia. Los países de Europa central sufrirían el mayor impacto directo de una guerra comercial con Rusia, pero se trataría, en todo caso, de daños colaterales asumibles y para los que Bruselas podría ofrecer compensaciones.

Rusia. ¿Qué es Rusia? Es Italia con 8.500 bombas atómicas. Rusia es apenas la novena potencia económica del mundo,con un PIB similar al de Italia e India, así que su importancia militar no se corresponde con su potencial económico y, a la larga, la economía manda. El daño económico para Rusia es ya importante. A raíz de la crisis, el rublo experimentó una fuerte caída respecto al dólar, y la fuga de capitales extranjeros amenaza con superar los 100.000 millones de euros. Por estos motivos, el Banco Central ruso se ha visto obligado a subir los tipos de interés para sostener la moneda. Aun así, las empresas y entidades financieras rusas comienzan a sufrir recortes a los créditos que reciben de Europa y EE.UU., lo que redundará en una caída de la inversión. La consecuencia económica más inmediata será la probable caída de Rusia en la recesión este mismo año.

Pero el mayor daño lo sufrirá Rusia en su ya pésima reputación. A los inversores siempre les ha preocupado la imprevisibilidad de la dirección política del país. La falta de confianza en las autoridades rusas es la razón principal de la huida de capitales y las caídas en la bolsa. Y su política en Crimea acrecienta la desconfianza y los temores: los dirigentes rusos son poco dignos de confianza e imprevisibles, así que lo aconsejable es abandonar el país. Si lo hacen en estampida, Rusia padecerá graves problemas financieros.

En resumen, creo que el interés de las partes está en alcanzar algún tipo de entendimiento que evite un impacto negativo relevante en el ciclo económico global, pues todas tienen más que perder que ganar de continuar con la escalada de sanciones.

Pero para Rusia, la consecuencia de su expansionismo militar consistirá en recesión (si no corta el suministro de gas a Europa) o bancarrota y depresión (si lo hace). Es el resultado de medir mal las fuerzas. Me pregunto si Crimea lo vale.