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N̼meros e historias РPor Saray Encinoso

   

Detrás de cada número hay una historia. La estadística sirve para generalizar, pero también para encontrar decenas, miles o millones de situaciones que el ojo humano no ha sabido ver, pero que han quedado escritas en alguna hoja de cálculo. Historias que reflejan una época y que deben servir para cambiar políticas, para girar el timón del barco cuando el temporal arrecia. En España, sin embargo, vivimos en pleno siglo XXI un apagón estadístico, que no es nuevo, pero sí bastante peligroso. El Instituto Nacional de Estadística, el organismo encargado de cribar los datos y ayudar a comprender en gran medida este mundo, ha abandonado estudios, y muchos de sus últimos datos hacen referencia a cinco años atrás, si no más. Otros, nuevos, simplemente no se fabrican. La denuncia, firmada por los economistas Samuel Bentolilla y Marcel Jansen en la web Nada es gratis hace un año, la hizo suya Soledad Gallego en su última tribuna dominical. La periodista quiso recordar cómo en 2002 desaparecieron los datos sobre fiscalidad, vivienda, comercio exterior y Seguridad Social y en 2004, repentinamente, dejaron de publicarse datos oficiales de precios de la vivienda porque subían demasiado. En esta ocasión, según esta pareja de expertos, el Gobierno de turno vuelve a las andadas y ya ha empezado a atenuar las luces para que no se conozcan muchos de los efectos de la reforma laboral en la vida de los españoles. La era de Google nos ha hecho pensar que tenemos a nuestro alcance prácticamente todo. Nos han convencido de que nuestra única misión es saber qué buscar. Hay mucho de cierto en esa sentencia que quiere ser paradigma de una época, pero también hay una transformación que no se cuenta. Teclear una palabra o una frase en ese buscador que ha cambiado nuestra forma de vida es relativamente fácil. Localizar la información veraz es un trabajo más complicado, sobre todo en días en los que miles de enlaces conducen al mismo texto que ha sido infinitamente replicado en el inagotable ciberespacio. Las agencias de comunicación más prestigiosas sostienen que para dar por válida una noticia es imprescindible que existan tres fuentes diferentes que la corroboren, pero la mayoría de los pequeños medios, que se nutren de los paquetes informativos que los grandes conglomerados informativos venden, no tienen recursos para ello. No hay dinero para corresponsales, ni para enviados especiales, ni para reportajes en profundidad. Además, los analistas de datos, los expertos que todavía no han emigrado, cuentan cada vez con menos medios para desmenuzar una realidad que está hecha de números. Vivimos en una época en la que cada vez hay menos cifras fiables que puedan someterse al rigor de una hoja de Excel, menos personas que hagan investigación con ellas y más relatos encorsetados que creemos religiosamente. Es la era del copia y pega, de un copia y pega de bajísimo coste económico, pero que incluye una factura social que somos incapaces de calcular. Las historias están hechas de personas y de números. Si fallan las dos cosas, ¿qué nos queda?
@sarayencinoso