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Retrato cotidiano del incivismo – Por Félix Díaz Hernández

   

En pocos lugares de esta sociedad presuntamente civilizada se ha asumido que el espacio público, las plazas, parques y calles de nuestras ciudades son el reflejo del tipo de personas que habitan en ellas. Sin embargo, si se tiene muy presente el viejo adagio que apunta a que el espacio público es de todos, por lo tanto estoy facultado para pintar, ensuciar y dañar lo que de ese bien común me toca, es decir mi parte. Podrán responderme que es una cuestión educacional; quizás que “eso antes no pasaba”; o que tiene que ver con la pérdida del concepto de autoridad. La hediondez no tiene edad y de ello tenemos decenas de pruebas a diario; lo que sí muestra es un resultado patético que no habla precisamente bien de la vida humana en comunidad. Un ejemplo, en nuestro ámbito cercano, podemos encontrarlo en la plaza que se conoce como de El Corte Inglés en Santa Cruz de Tenerife. Lugar de paso entre polos comerciales y, por razones que no vienen al caso, puerta de entrada para muchos turistas que nos visitan. ¿Qué se encuentran en ese desolado paisaje? Les resumo: pavimentos dañados y sucios; vierteaguas “ausentes”; decenas de pintadas multicolores sin gracia; basura; cristaleras destrozadas y, si tienen mala suerte, una tribu de jóvenes desafiando las leyes de la física sobrevolando en sus tablas de skate la posibilidad de una colisión por alcance con los transeúntes. Está en mano de los propios vecinos de esta ciudad, y de quienes deben tomar decisiones, que esta estampa cambie. Los usos como pista de patinaje no son los adecuados para la citada plaza, a menos de 15 minutos a pie existe un lugar habilitado para esa práctica. Un profundo lavado de cara y una oferta en condiciones ventajosas para que se habiliten las terrazas previstas en el lugar también ayudaría; pero sobre todo, lo esencial, es sintamos lo público como la extensión de nuestra propia casa.

@felixdiazhdez