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Mutismo pasional – Por César Martín

   

Días de silencios atragantados, de esos que sólo un Viernes Santo sabe digerir. Optar por la verdad puede que se convierta en la peor de las opciones. Hace años que te traicionaste, no esperes ahora renacer desde el olvido. Tampoco es cierto que poseas un absoluto. Mucho menos probable es que alguien lo reconozca, asienta y de su conformidad. Nadie atiende a razones, mucho menos a las tuyas, es más, ni tan siquiera te dirán que sí como a los locos. Cada cual padece su propio calvario y apenas hay tiempo para miramientos. Discernir es un lujo del que se puede prescindir cuando las necesidades son otras. Ahora toca hacer un nudo en el estómago y retorcerse puertas adentro. Por más que te esfuerces no es el momento de hilar conclusiones. Hay días sordos, como el de hoy, donde nada cura. Todos los remedios que se te ocurren son paliativos, pero ninguno aporta una solución definitiva.

Viernes de falsa paz. Una tregua con la que expiar toxicidades; un alto en el camino. Hoy parece que la vida sea inerte, apenas la brisa genera danza. La nube espesa marcha contundente cubriendo esperanzas; un tímido rayo de sol se cuela y se empeña en dar calor. Quietud. Al fondo el leve recuerdo de las tardes de vela y tambor, de los sabores a arvejas y a torrijas en el paladar. Ningún pasado fue mejor. Cada segundo avanzará implacable hacia otro destino. No será el que elijas. Los hombres grises ya se encargaron de definir tus opciones y las sirven en fría bandeja de acero. Configuraron además un mismo paisaje monótono y constante, donde los elementos continuarán en el mismo puesto, con la misma inercia que los mueve.

Hoy solo te queda el silencio como respuesta, callar para dar paso a las voces de tu conciencia. Dibujar un enorme tácet que se convierta en una respuesta en sí misma. Tratar de configurar compases de espera que den vía a una salida inusitada. Mañana igual te levantas con una oportunidad. De ti dependerá.
@cesarmg78