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Holograma – Por Juan Carlos García

   

No ha sido el primero en presentarse sin que nadie le esperase. Pero sí su aparición el pasado domingo en Las Vegas en los premios Billboard sacudió las redes sociales y los medios de comunicación. No era él. Regresó en forma de holograma, algo así como una imagen tridimensional generada por rayos láser. Este efecto tecnológico parece haber encontrado en estos últimos tiempos su verdadero lugar. ¿Estaremos engañados? ¿Y si a quien parece que vemos, en realidad se trata de un holograma? Llegué a pensar que quien debatía por televisión con la candidata Valenciano no era el candidato Cañete, sino su holograma. Salí de dudas cuando ayer pidió disculpas por su comentario “desafortunado” sobre la inteligencia femenina. El holograma de Mafalda impulsó a Quino hacia el premio Príncipe de Asturias. Quizás el otro día quien trotaba por el césped del Camp Nou no era Messi y sí su holograma. Otros desearían que aunque no pudiera jugar en Lisboa el colchonero Costa, sí lo hiciera su holograma. Algunos representantes de los sectores del poder de esta sociedad ofrecen de forma deliberada una presencia cuasi virtual. Se asoman como hologramas. Espera un fin de semana propicio para Twitter, el telegrama de esta era, que lleva unos días echando humo y sapos.

Dejando atrás el mundo del pentagrama, se antojan unos días cercanos al electrocardiograma y, como no, al electroencefalograma. Días y noches de gráficos y diagramas, en el césped y tras las urnas. Días y noches de programas y organigramas, deportivos y políticos. Días y noches de fotogramas. En Cannes, Lisboa y Bruselas. De esperas con crucigramas. Días donde Estados Unidos espera tras acusar a China de ciberespionaje industrial. Días donde cobran relevancia los criptogramas (mensajes cifrados). En estos días de mucho ruido, de sonidos estridentes. Antes y después de los acontecimientos. Algunos deberían realizarse un gráfico de capacidad auditiva, un audiograma. En estos días de cifras dispares sobre el empleo, el puesto de trabajo se presenta, sin que ya casi le espere, en miles de familias canarias y españolas como un holograma.