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Pajaritos – Por Francisco Pomares

   

En un ambiente de absoluta escasez de recursos para gastarlos en fiestas y saraos diversos, el Gobierno de Canarias ha presentado su campaña anual del Día de Canarias, basada en esta ocasión en la imagen de uno de esos pajaritos por los que Rivero siente casi tanta devoción como Maduro, aunque por motivos distintos. A Maduro se le aparece Chaves en versión pluma, por designio divino y entre trinos y gorjidos (gorgojidos, según la Academia Canaria de La Lengua), se le aparece, digo, para inspirarle como romper la crisma a los protestones. A Rivero, santo patrón de los amantes de los pajaritos, no se le aparece nada: es él con el BOC en la mano quien hace que se nos aparezca el pájaro al resto.

Ustedes dirán que lo del pájaro presidencial no deja de ser una provocación muy al gusto de la evangélica chulería del presidente. Yo creo que no. Creo que algún día, algún doctorando sin tema podría dedicar su tesis a la sorprendente capacidad de este mago del Sauzal (uso mago aquí también como sinónimo de prestidigitador) capaz de convertir sus mayores debilidades en fortalezas y sus mayores fracasos en éxitos parciales. Un ejemplo podría ser el sorprendente baile desde el fracaso de la política de confrontación con Madrid, sostenida durante dos años sin que a Rivero le temblara el pulso, al visiteo cordial con Rajoy y el monarca, vendiendo a ambos su rol como apaciguador local de una supuesta desafección canaria con la metrópoli. Otro ejemplo, el que nos ocupa: el triple salto mortal desde el video aquél -éxito en YouTube y redes sociales- con Ricardo Melchior pasando del estupor al espanto mientras Rivero balbuceaba sobre el amor pajaril, a esta pajarada general para el Día de Canarias.

Entre una imagen y otra, entre el pájaro amado y la dignidad del pájaro, no media más que una interpretación muy requetefreudiana del papel paterno-presidencial de Paulino Rivero: si todos los súbditos de Rivero somos como ese canario flauta del anuncio, pajaritos delicados (algunos más bien pájaros de cuenta, pero esa es otra historia), Rivero presidente sería nuestro padre protector y amantísimo.

No se lo tomen a la tremenda: puestos a pajarear diré que me gustan muchas cosas de esta campaña hecha sin un duro. Me gusta que se supere el ancestral prejuicio tinerfeño a considerarnos colectivamente canarios. Y me gusta -sobre todo- que se elija para representarnos la imagen de un pájaro fuera de su jaula, que es sinónimo de libertad.