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Pan y circo – Por Jorge Bethencourt

   

Para la política española de toda la vida siempre ha sido más importante el sujeto que el predicado. En lo tocante al debate, lo que más ocupa a la clase dirigente no es lo que dice el adversario, sino su exterminio. Es una variante de la vieja costumbre real de mandar a ejecutar al mensajero portador de malas noticias.

El debate de las elecciones al Parlamento europeo parece centrado en el hecho de si el cabeza de lista del PP es un machista o un rebenque o cualquier otra cosa. Como el PSOE presenta a una mujer el asunto les viene al pelo. A ellos. Para los ciudadanos europeos la trascendente cuestión no vale una caca de perro. Pero como los ciudadanos europeos de aquí son españoles, el nuevo enfrentamiento entre los políticos es seguido con atención. Lo importante no es Europa y su futuro, sino la telenovela de Valenciano y Cañete.

Ayer Manuel Fernández, diputado del PP, afirmó que las mujeres son como la economía sumergida, que están ahí y no se puede acabar con ellas. Se lió parda. Un coro de voces indignadas se elevó desde la sociedad ante una barbaridad de tal calibre. Luego resultó que estaba citando al político socialista Alfonso Guerra en una frase dicha en 1989. Y entonces los gritos se convirtieron en murmullos porque, ya ves tú, el tiempo que ha pasado. Y que Alfonso es como es, que dice esas cosas sin mala intención…. El sujeto por encima del predicado.
Resulta encantador que el debate se sitúe en tales niveles de frivolidad. La economía de Canarias depende en gran medida del mantenimiento de las medidas adoptadas por la UE para los territorios ultraperiféricos. Nos afecta el debate sobre el futuro de la Política Agrícola Común y las asignaciones del FEOGA. Y las políticas de gran vecindad que se llevan con el área del Magreb y específicamente los tratados preferenciales con Marruecos y el libre acceso de sus exportaciones agrícolas.

De todos esos temas, probablemente menos divertidos que la inclinación del intelecto del señor Cañete hacia el machismo, ni se ha hablado ni se les espera. Porque los equipos de campaña saben que a la gente hay que darle pan y circo. Mucho pan y mucho circo. De ahí que cada día tengamos tanta payasada disponible.