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¡Vamos de guachinches! – Por RafaLutzardo

   

La reciente regulación de los guachinches en la isla de Tenerife ha sido un tema que en los últimos meses ha ocupado la atención de todos los medios de comunicación. Incluso, despertar la curiosidad en la propia sociedad isleña. En mi nuevo libro sobre los guachinches reconozco, que el guachinche tal y como lo conocemos hoy en día, es producto de una evolución positiva, al haberse legalizado obras en dichos locales que han llevado a mejorar cuantitativa y cualitativamente los establecimientos. La crisis padecida en los 60 impulsó la creación del guachinche y fue tan satisfactorio el resultado que se perpetuó en el tiempo hasta nuestros días. El 1 de agosto de 2013, el Gobierno de Canarias aprobó el decreto por el cual se regula toda actividad de los guachinches otorgando tres meses, máximo cuatro, para que los afectados por dicha norma adecúen sus establecimientos a lo acordado.

A partir de ahora, comienza una nueva etapa, un nuevo compromiso de evolución en mis queridos guachinches. Aún con el sabor del vino de la tierra en el paladar y el disfrute de una suculenta comida, donde no han faltado las garbanzas, la carne fiesta, rancho canario de conejo y un buen plato de papas fritas, me dispongo a disfrutar de un paisaje que solo el Norte brinda con este verdor incandescente bajo los rayos del sol y unos frondosos aguacateros. Ambiente familiar, casero y cercano, donde todos a una, luchan por hacer de los frutos de al tierra un futuro sin más condimentos que el olor a la tierra mojada, el orégano, tomillo y el laurel. Este libro resucita momentos vividos, años enteros de una vida. Tarea cuasi imposible sería recopilar todos los entornos, desde el primer “simulacro” de guachinches hasta el casi millar que existen repartidos por la orografía isleña. Entre estas páginas hay entrañables guachinches donde perderse con la familia y/o los amigos y degustar el vino con que el agricultor ha conseguido vaciar sus bodegas eso si, sirviéndolo, en un ambiente familiar, junto a platos sencillos y sabrosos. Este es un proyecto de vida, de forma de valorar el trabajo del agricultor y de cómo, una necesidad que surgió para vender los excelentes vinos, se ha convertido en una costumbre: ir de guachinches, que no es poco. Toda una cultura entorno a la mesa. Una experiencia única y que contará a quién aprecie de verdad. ¡Mándese un plato de carne fiesta, pescado salado o escaldón de gofio de nuestra tierra, acompañado de un buen vaso de vino de cosecha propia que nunca olvidará!