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Yo iba para juez y me quedé en Playa del Inglés – Por Ayla Betancort

   

En el momento presente, vivimos tiempos de cambio en las universidades de Canarias. La llegada del plan Bolonia a España y al resto de países de la Unión Europea es algo que nos trae a todos de cabeza, pero a esto hay que sumar las nuevas Normas de Progreso y Permanencia que han lanzado la ULPGC y la ULL, implantadas este año, así como la subida de tasas de matrícula, esto a nivel nacional. Dicho así, parece que tampoco es una gran cosa, pero si le preguntaran a cada estudiante por separado, uno por uno, comprobarán que la indignación es generalizada.

Empecemos por el plan Bolonia. El plan Bolonia, en resumidas cuentas, es un plan de estudios europeo que permite que un estudiante alemán venga con su título de ingeniero mecánico aquí y no tenga que homologarlo, pues su título en Alemania lo capacita para ejercer su profesión en cualquier país asociado a la UE, y lo mismo ocurre con un español que acaba su carrera aquí y se va a Francia, o un francés que se quiere ir a Polonia, etc. Esto es a grandes rasgos y con vista de águila. Con vista de hormiga y sobre el papel, el plan Bolonia, en las aulas y en el día a día universitario, consiste UTÓPICAMENTE en lo siguiente: seminarios prácticos, autonomía del alumno, asistencia a clase obligatoria, evaluaciones continuas y mayor interacción entre alumnos y profesores, siendo el alumno el que se organiza por su propia cuenta para luego, en clase, afianzar esos conocimientos mediante la aplicación a un caso práctico en los seminarios, así como otras tantas cosas que no se cumplen, en general. Sin embargo, y a pesar de que no se cumple con el plan Bolonia tal y como debería ser (que el alumno se organice de forma autónoma, que el profesor tenga disponibilidad para resolver dudas en cualquier momento y demás), las asignaturas, antes anuales, ahora cuatrimestrales, hay que sacarlas en una convocatoria única, (en enero o en mayo), justo después de las Navidades (el primer examen de este año fue el 8 de enero del año 2014 en la mayor parte de las facultades), con los polvorones, las uvas y el roscón de reyes todavía en digestión. Pero esto es Bolonia, ¿no? Eso sí, las clases siguen impartiéndose como en el antiguo plan, las asignaturas siguen teniendo la misma densidad, la gente va a clase igual o no va a clase, igual, pero el sistema de evaluación es completamente distinto. Un poco descompensada está esa balanza.

Proseguimos con las Normas de Progreso y Permanencia. Ni qué decir tiene que el alumnado no participó en esta decisión tomada por el Consejo Social de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, pues el representante de alumnos ni siquiera era ya alumno de la misma cuando esta decisión fue tomada. ¿Qué son las Normas de Progreso y Permanencia? Las Normas de Progreso y Permanencia no son más que una serie de reglas que ha impuesto la ULPGC a sus alumnos para que puedan seguir estudiando en la Universidad, reglas como, poniendo un ejemplo, que si un estudiante se matricula de 60 créditos, ha de aprobar 30 para poder seguir estudiando en la Universidad (es decir, hay que aprobar el 50%), ya que de no ser así, el estudiante no podrá seguir estudiando ni la titulación que estaba cursando ni ninguna otra durante, como mínimo, dos años consecutivos, ni en la ULPGC ni en la ULL (Universidad de La Laguna), porque pertenecen a la misma comunidad autónoma; es decir, que esta persona tendría que irse a la Península para continuar su formación universitaria. Otra norma es que si, poniendo otro ejemplo, a un estudiante le quedan tres asignaturas del curso anterior y desea cursar todo el curso siguiente completo, ha de dejar tres asignaturas de dicho curso y obligatoriamente coger las asignaturas no superadas porque así “se garantiza que en el curso próximo se tengan los conocimientos necesarios para cursar la asignatura correspondiente” cosa totalmente innecesaria porque hay asignaturas que no son consecutivas y, por tanto, no requieren de conocimientos previos para poder cursarlas.

Poniendo otro ejemplo, otra norma es que un estudiante, se presente o no se presente a un examen, en su expediente aparecerá una convocatoria menos, es decir, “que corre convocatoria” se presente uno o no se presente a un examen, lo que obliga a los estudiantes a presentarse sí o sí a los exámenes (y aun así, no todo el mundo se presenta para no perder ni hacer perder el tiempo a nadie), de tal manera que si un estudiante decide dejar de presentarse, en un año, a una asignatura, le quedarán dos convocatorias menos de las que tenía (hay 6 convocatorias en total), y así hasta que las gaste (presentándose o no) o hasta que apruebe dicha asignatura. Más que Progreso y Permanencia, parece que lo que pretenden es echarnos a todos los estudiantes “normalitos” y dejar nada más que a los sobresalientes. Así seguro que progresamos mucho, y permanecer ni les cuento.

Por último, la subida de tasas de matrícula. La gente cree que la subida de tasas es algo muy insignificante, que los estudiantes nos quejamos por quejarnos, porque somos unos inconformistas a los que no nos gusta estudiar, que ponemos excusas, que somos muy cómodos y demás comentarios que he oído y leído en todas partes cuando ha salido alguna noticia sobre estos temas. Para que vean lo insignificante que es, adjunto una foto del abonaré del tercer plazo de matrícula (a pagar en febrero) de la Web institucional, ocultando, por supuesto, los datos personales del estudiante. Un solo plazo, no es toda la matrícula, es solo un plazo, el tercero (es decir, que ya se ha pagado parte de la matrícula en el primer y segundo plazo). Sin embargo, esto ya no es un problema de la ULPGC, esto es un problema de España en general, pero ya han salido las cuentas públicamente de lo que se ha embolsado la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria este año gracias a la subida de tasas de matrícula (salió en un periódico autonómico), y es nada más y nada menos que la friolera cantidad de 4 millones de euros MÁS que el año pasado, según el artículo, “logra por noveno año consecutivo la estabilidad presupuestaria y una ejecución del nivel de gasto del 90%”. No me extraña teniendo en cuenta la foto que se adjunta. Aquí el enlace de dicho artículo del diario La Provincia.

Por otro lado, y tratando un tema que salió hace escasamente un día, tenemos una noticia escalofriante para nuestro archipiélago: según un informe económico realizado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigación Económica (IVIE) tanto la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria como la Universidad de La Laguna están las últimas en eficiencia global, es decir, en docencia, investigación, innovación y desarrollo tecnológico. Por tanto, se me plantea la siguiente pregunta: ¿estamos pagando equitativamente los estudiantes canarios una formación de calidad? ¿Merecemos que se nos impongan unas normas de permanencia cuando, claramente, la Universidad es una institución de acceso libre? ¿Están justificadas esas normas teniendo en cuenta que ni la docencia, ni las becas de investigación, ni los recursos, ni los horarios, ni los calendarios de exámenes, ni los planes de estudios se adecúan a una formación de calidad? ¿Está justificado que la ULPGC exija una subida de tasas equivalente a la media española cuando públicamente se ha anunciado que tienen una estabilidad financiera mantenida desde hace años? Juzguen ustedes mismos.

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Dicho todo esto, toca análisis. En resumen: indignante. Es indignante, en primer lugar, que nos organicen a la boloñesa cuando es evidente que el Plan Bolonia no se está cumpliendo. ¿Dónde están los controles europeos de calidad de la formación universitaria? ¿Cómo se comprueba que un plan de estudios que ha entrado en vigor se está cumpliendo? ¿Cómo podemos saber que cuando salgamos de la Universidad seremos buenos empresarios, médicos, abogados, ingenieros, profesores, trabajadores sociales, traductores, escritores, enfermeros, fisioterapeutas, economistas o geógrafos, y que no tendremos menos nivel que en otros países? Porque es evidente que la mayor parte de la generación de universitarios actual va a tener que emigrar a otro país para buscarse la vida, y el que tenga esperanzas de quedarse es un gran optimista. Es indignante, en segundo lugar, que si no puedo estudiar en la ULPGC ni en La ULL porque en vez de aprobar 30 créditos de 60, apruebo 27 y me echan, ¿qué tendré que hacer? ¿Irme a otra ciudad española a vivir, donde tendré (o más bien, mis padres tendrán) que pagar un piso/residencia, comida, agua, luz, matrícula, fotocopias, transporte…? ¿Por qué? ¿Porque tuve un mal año? ¿Porque decidí tomármelo con más calma? ¿Porque tengo un hijo y no puedo dedicarme a tiempo completo a estudiar? ¿Porque estudio por gusto y no por necesidad? ¿Porque tengo que cuidar de mi madre enferma? ¿Porque quiero pasarme la Nochebuena con mis padres, mis abuelos, mis hermanos o mis tíos sin estudiar, o sin tener que levantarme temprano al día siguiente? ¿Porque estaba enfermo? ¿Porque aunque me esforcé, estudié durante todo el curso y di todo lo mejor de mí, no saqué un 5? ¿Acaso le debemos algo nosotros, estudiantes, a la ULPGC, a una Universidad, cuyo concepto proviene del latín “unus verto”, que tiene como origen la asociación de personas diversas (y subrayo lo de “diversas” en relación a lo anterior mencionado de “normalito” y “sobresaliente”) para conseguir un objetivo común, que es la formación y evolución académica y personal? No diré nada más sobre esto, pues a pesar de las manifestaciones en contra, los comunicados, los ruegos, súplicas y plegarias a la ULPGC y su Consejo Social, las Normas de Progreso y Permanencia fueron aprobadas, y porque a pesar de las manifestaciones, escritos, ruegos y súplicas al Gobierno, la subida de tasas de matrícula fue aprobada. Les adjunto el enlace de la Wikipedia inglesa, en el apartado de docencia y personal investigador de la ULPGC. Esa es la calidad que dicen que tenemos fuera de España en la Web de información más visitada del mundo, y es que en la Wikipedia española se omite esta información; y es indignante, en tercer y último (aunque no menos importante) lugar, que en el 2010, año de implantación del Grado y del Plan Bolonia, una matrícula normal oscilara entre los 500 y los 1000 euros, dependiendo de la titulación y de las asignaturas de las que uno se matriculara y a día de hoy, se pagan entre 500 y 1000 euros por UN SOLO PLAZO de matrícula. Si quieren que sus hijos estudien, ya saben, o se ponen con la dieta del garbanzo, o empiecen a ahorrar desde el embarazo. Para más información, a la foto que adjunto me remito.

matricula ulpgc

En fin, compararse con otros países no tiene sentido, pues es evidente que salimos perdiendo. En Finlandia, los estudiantes de Derecho pueden examinarse cuando quieran de tantas asignaturas como quieran y el plan Bolonia está más que asumido como plan de estudios. En Alemania, las clases se dan en inglés y ofrecen la mejor calidad académica, estando a la cabeza de Europa. En Francia, las clases son fundamentalmente prácticas. Aquí, todavía nos estamos adaptando y nos quedan años para adaptarnos del todo. Para colmo, han quitado las becas Séneca, con las que uno podía irse a otra ciudad española de intercambio. Ahora quieren recortar las becas Erasmus también (más de lo que ya las han recortado). Que se prepare todo el mundo, pronto los aeropuertos dejarán de operar y nadie podrá entrar ni salir del país. ¡Bienvenidos al paraíso de sol, playa, palmeras… y monos con taparrabos!

Una estudiante “normalita” muy indignada.