X
tribuna >

Las monedas tienen dos caras – Francisco Javier León Álvarez

   

Durante todos estos días se han vertido multitud de opiniones relativas tanto a la noticia de la abdicación del rey Juan Carlos como al enfrentamiento entre los partidarios de la monarquía y la república, pero nadie se atreve a platear cómo se ha planificado todo premeditadamente y con un objetivo más que evidente.
Ahora comienza a salir a la palestra que el Partido Popular ya sabía hace meses que se iba a producir la abdicación, informado por la propia Casa Real con el fin de ir preparando el terreno y desarrollando toda una serie de discursos públicos a favor del gran papel que aquel había desarrollado antes y después de haber sido coronado monarca.

El punto de inflexión eran las elecciones europeas, buscando que el bipartidismo del Partido Popular-Partido Socialista Obrero Español no se quebrase para mantener así la línea política tradicional de la alternancia en el poder de los esos representantes de la derecha. La victoria del primero de ellos garantizaba así la estabilidad pretendida por ese entablishment que cuanta con el favor de la Monarquía. Ese era el momento preciso para comenzar oficialmente el lavado de imagen de una Familia Real salpicada por la corrupción de Iñaki Urdangarin y su propio descrédito popular.

El mes de junio era perfecto para la coronación del nuevo monarca: por un lado, el propio clima provoca un cambio en nuestro carácter, ya que la estación estival nos vuelve más alegres y receptivos, y la gente está más imbuida en sus deseos de comenzar cuando antes las vacaciones, impregnada de cambio de chip respecto de la rutina diaria, que se ve potenciada precisamente por la imagen de un monarca más joven (en físico, que no en pensamientos), generando más de positividad al ambiente (la que algunos quieren ver, por supuesto).

Además, se aprovechará la españolidad que arrastra la selección de fútbol de España en el Mundial de Brasil para enfatizar el papel que juegan los nuevos monarcas apoyando decididamente a este equipo, que representa a todo el terruño patrio unido y sin fisuras políticas, esa imagen que ya ha sabido explotar anteriormente muy bien la Casa Real en un proceso de marketing que le da la cercanía al pueblo para que se la siga considerando como esencial en la historia política y democrática de este país.

Y esa telaraña continúa con el referido periodo estival, momento en que año tras año la Familia Real disfruta públicamente de sus merecidas vacaciones en Mallorca, mostrándose cercana y distendida, circunstancia que aprovecharán la nueva pareja para publicitar su nueva marca y conseguir mayor aceptación para acallar las voces que piden la república (por no decir otras cosas).

Los periódicos de derechas como El País y el Abc están colaborando a ello con numerosas noticias que tienden a mostrar el lado más humano de los hijos de aquellos, ensalzando sus valores y preparación profesional metódica en la cual se debería reflejar todo español, y tejiendo ya incluso teóricos lazos de matrimonios con el fin de perpetuar esta institución retrógrada. El comienzo del curso escolar en septiembre será otro de los momentos claves porque una vez más Felipe y Leticia esbozarán las sonrisas propias de un matrimonio puramente español y feliz que lleva a sus hijos el primer día de escuela, padres abnegados por sus hijos.

Todo está perfectamente diseñado, lo mismo que hizo en su momento Franco con Juan Carlos I al imponer la monarquía a los españoles como sucesión a su periodo de dictadura, allanando el terreno previamente con un marketing en el que la sociedad veía a aquel como el símbolo de la democracia.