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¿Príncipe o mendigo? – Por Domingo J. Jorge

   

El mismo que inauguró el Teatro Leal, ahora recibe el nombre de Felipe VI, y ya no es príncipe, sino Rey. Paralelamente, el mismo día, el miércoles 18, en el que don Juan Carlos firmaba la ley de abdicación por la que cedió la Corona a su hijo, ese mismo día, en el Seminario Diocesano de La Laguna, se presentaba la Memoria de Cáritas.

Para mayores coincidencias, capítulo importante al que hay que referirse, son las palabras dedicadas por el Rey Felipe VI, el jueves, durante el discurso de su coronación, a la importancia de velar por la persona, y por los más desvalidos. Otras casualidades. El día anterior, el miércoles, el subdirector de Cáritas Diocesana de Tenerife, José María Rivero, hacía una muy interesante proclama, en la que aseveraba que “son los políticos y entes públicos quienes tienen que cambiar definitivamente sus políticas y acciones respecto a los más necesitados y a la persona”. No creo que Felipe VI -por si alguien lo está dudando, soy defensor de la monarquía y la Corona- haya leído la prensa de Canarias el jueves, ni siquiera conozca el trabajo que Cáritas está haciendo en nuestra Diócesis, como en la Diócesis vecina, ni en La Laguna, ni nuestra provincia. Lo que entiendo es que algo está cambiando, “por fin”.

Sí, no son sensaciones, aseguro que son realidades. La Corona ha entendido que ya se ha superado la Edad Media y que ha llegado el momento de salir del castillo, para que el príncipe tome contacto con la persona de a pie, y hasta con el mendigo.

En La Laguna, Cáritas destina mensualmente en torno a unos 7.000 euros para alimentos, normalmente en vales de comida para supermercado, para las familias más desfavorecidas.

¿Cuántos vales se podrían comprar con las viandas que se sirvieron durante la recepción institucional con la que abrió su mandato? Unos dicen que recibieron en el Palacio Real a unos 1.500 invitados, otros a 2.000, y hay medios que hablan de 3.000. Se imaginan lo que podrían hacer los Servicios Sociales del Ayuntamiento de La Laguna, o del Cabildo, o del Gobierno de Canarias, con el dinero que costó el festín real. El Papa Francisco dice que “hemos de proteger al débil, al pobre, al que nada tiene, por encima de todo”.

Tengo la esperanza de que Felipe VI haya captado el mensaje, del Papa, claro.