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El retoque – Por Jorge Bethencourt

   

El fastuoso Gobierno del silencioso Mariano Rajoy heredó un pufo de padre y muy señor mío. En su contra hay que decir que se prestó voluntaria y gozosamente a recibirlo. Ganó la campaña electoral con un programa que ha incumplido escrupulosamente. En vez de apostar por el crecimiento económico del país, por los estímulos fiscales, por ingresar más a través del auge del consumo y las exportaciones, se dedicó a subir todos los impuestos posibles y en todos lados.

Eligió salvar el bolsillo público y el agujero de las cajas sobre las costillas de los ciudadanos. Tal vez no había otra opción, pero hicieron lo que hicieron. Justo es decir que salvaron el país oficial y hundieron a las familias y las pequeñas y medianas empresas. Que no son lo mismo.

Ahora, justo en el año electoral, Hacienda echa mano del kit fiscal de la señorita Pepis y anuncia una bajada de impuestos “para estimular la economía”. Tócate las napias. Lo que es lo mismo que reconocer que al subir los impuestos te la cargas. La bajada de impuestos equivale a unos cinco mil quinientos millones. Claro que en el Plan de Estabilidad presupuestaria, con el que se responde ante Bruselas de que somos “buenos chicos”, se determina que en los años 2015 y 2016 habrá un incremento de 2.000 millones por impuestos especiales, “tributos medioambientales y otros” (un pavoroso y genérico enunciado). Así que aquí hay algo que no cuadra.

Debería existir una ley que prohibiera a los partidos políticos modificar impuestos en año electoral. No es serio. Y menos cuando incluso se planifican años que están más allá del periodo de gobierno, como es el caso que tratamos. La modificación de los siete tramos del IRPF que quedan reducidos a cinco agrava sigilosamente el peso fiscal sobre lo que queda de clase media en el país. Es verdad que favorece a las rentas bajas. También a las altas. De paso se van a apropiar de parte de las indemnizaciones por despido cuando sean superiores a 2.000 euros por año trabajado. Y también es verdad que la rentas del capital siguen siendo mejor tratadas que los salarios.

Esto no es una reforma fiscal. Es un retoque. El maquillaje político no sirve para arreglar el país y dudo que sirva para ganar las elecciones. Pero este es el triste sino de la farsa electoral.

@JLBethencourt