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Concejal subastero – Por Pedro Fernández Arcila

   

Un coleccionista de partidos metido ahora a concejal del Ayuntamiento de Santa Cruz ha publicado un artículo titulado “concejal subastero” en el que acusa a un abogado y concejal de izquierdas de dedicarse a las subastas de viviendas y traficar y enriquecerse con el dolor humano. Como a este coleccionista de partidos se le conocen sus tretas cobardes desde hace mucho tiempo, debe resultarnos normal que, sabiendo a lo que se expone en los tribunales, no dirija esta difamación contra persona alguna.

El que les escribe este artículo, que nunca ha acudido a una subasta ni tiene la menor idea de cómo se adquiere una vivienda a través de ese procedimiento, ha aprendido mucho de este coleccionista de partidos, precisamente de cómo funciona la subasta en la política y de cómo se juega sucio en este espacio dedicado a servir al interés público. He aprendido de él, en definitiva, lo que no debe ser la política.

Recuerdo, por ejemplo, cómo al inicio del mandato, allá por el año 2011, pujó ese concejal coleccionista de partidos por obtener la Vicepresidencia de una comisión municipal. Primero jugó a la baja y dijo que nunca cobraría por ese cargo, porque, decía que no quería formar parte de la clase política que se lucraba por ejercer esta noble tarea. Al poco, el alcalde le entregó esa Vicepresidencia y pactó mil euros mensuales sin que precisara pasar por despacho alguno, lo cual ha cumplido escrupulosamente. Con este pacto, los emolumentos mensuales de ese concejal ascienden, por todos los conceptos, a más de 2.500 euros, convirtiéndose en concejal de la oposición que cobra tanto como los concejales del equipo de gobierno. Desde el primer momento comprobé que no sólo se aproximaban los ingresos mensuales sino que, fruto de esa subasta política, el concejal había pactado con el equipo de gobierno hacer una oposición tan ruidosa como estéril, y el tiempo me vino a dar la razón.
Las manipulaciones, enredos, espectáculos circenses, egos y, sobre todo, el engaño a gente inocente con los que ha actuado ese concejal coleccionista de partidos han supuesto un sufrimiento para cualquier persona decente que haya vivido de cerca la política local. He visto como ese concejal, en la trastienda, en las reuniones dónde sólo acudimos los concejales, le reía las gracias al alcalde, mostrando una complicidad rayana en la sumisión ante cualquier responsable del gobierno municipal, cuando minutos antes había montando en el pleno el penúltimo espectáculo delante de un pobre grupo de ciudadanos exultantes por las barbaridades sin sentido que había gritado ese concejal coleccionista de partidos.

Espero que la gente joven, que está revolucionando la forma de hacer política, barra con estos vividores y ególatras, y liquide a esa peculiar, pero al fin y a la postre, casta política.

*Concejal de Sí se puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz