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Degeneración – Por Juan Carlos García

   

Las palabras de Rajoy sobre un “plan de regeneración democrática” con el objetivo de “corregir errores en el sistema” y “evitar cosas indeseadas” pueden sugerir a ojos del ciudadano un “mea culpa” en el que se incluye a toda la clase política. En ese esbozo de rehabilitación democrática, como ya se ha resaltado durante estos días, brillaría el asunto de la elección de los alcaldes a los de la lista más votada, aun sin mayoría absoluta. No voy a añadir nada nuevo a lo dicho hasta ahora. Sí, ha visto las orejas al lobo y entre esas “cosas indeseadas” que quiere evitar está lo que se podría tildar como “el Marianazo”. Hasta ahora numerosos han sido los partidos políticos que se han presentado en sociedad como adalides de una regeneración democrática que encalla en el camino independientemente de quién la proponga. Conviene echar un vistazo a la definición del diccionario de la RAE sobre regeneración. En su primera acepción: “Restablecimiento o mejora de algo que degeneró”. La necesidad de recuperar ese algo que ahora nada en un mar tóxico de degradación se hace extensible más allá de la política. En todos y cada uno de los sectores del poder. Las crónicas de estos días destacan el fraude de la empresa española Gowex, del iluminado de su presidente, mejor dicho. Estafas piramidales. Ludopatía financiera, calificada por algunos. Mostrada, en su momento, como referente de empresa emprendedora por el mismísimo Rajoy y premiada por organismos públicos y privados. Una necesidad de regeneración educativa es lo que ha llevado aquí, en Canarias, a aprobarse la primera ley de educación canaria no universitaria. Que el camino lo encuentren expedito. Necesidad de una regeneración del trabajo en un territorio canario donde los parados de larga duración se han multiplicado por diez en los últimos seis años. Sí, es necesaria una regeneración. En Biología: “Mecanismo de recuperación de los organismos vivos, por reconstrucción de las partes perdidas o dañadas”. Recuperación de las instituciones. No de sus inquilinos. Aún, en estos días, se extiende en casi todos los ámbitos de la sociedad una vasta sensación de degeneración: “Empeoramiento y pérdida progresiva de las cualidades o facultades”.