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“No podemos” – Por Félix Díaz Hernández

   

Decenas de textos, publicaciones e incluso tesis doctorales se han esforzado en analizar las técnicas del discurso político en nuestro país o allende los mares. Sin haber tenido el estómago suficiente para digerir la sobredosis de cinismo que supone su lectura si se debe concluir que, aunque antiguas, algunas fórmulas siguen funcionando muchos años después. Tomando como opción la simplicidad del argumentario de nuestros presuntos representantes existe una máxima recurrente que madura en sus cabecitas: darle la vuelta a las palabras y asumir siempre en positivo cualquier cuestión, problema, error o crítica. Ustedes se preguntarán qué significa eso de “en positivo”, pues diluyendo la retórica existente diría que este término se apoya en adherir conceptos e imágenes que abanderan sentimientos agradables o en apariencia justas, loables; en evitar negaciones de la evidencia, palabras lastradas, una suerte de juego del “tabú” en el que no se permite decir ciertas cosas, principalmente la verdad. Lo ideal de este travestismo de las palabras, de este neolenguaje, es que nuestro mensaje debe “darle la vuelta a la realidad” y calar en la sociedad; ya sea por agotamiento, sobreexposición, desinterés o cultivada ignorancia de los destinatarios.

Una sociedad podrida y atontada, desde sus cimientos a las más altas instancias del Estado; corrupta desde los microdetalles de la vida cotidiana pasando por la frontera del neoservilismo casi feudal. Estamos en lugar donde se fomenta la proliferación del clientelismo, como si los ciudadanos pidiéramos limosna y pequeñas porciones de nuestros derechos a cualquier concejalucho, alto funcionario, alcalde, consejero cabildicio, cargo del Gobierno autonómico o quien los represente. Ante todo este panorama yo digo que “no podemos”. No podemos soportarlo, no podemos permitirlo, no podemos alentarlo, no podemos silenciarlo, no podemos aprovecharnos del sistema, del contubernio, de esta aristocracia emanada de las urnas trampeadas de esta falsa democracia. Y sí, lo asumo, este artículo no ha sido escrito “en positivo”.
@felixdiazhdez