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Promueven la declaración BIC de la roseta para evitar que desaparezca

   
El vicepresidente económico insular Efraín Medina, junto a un grupo de artesanas de la roseta. | DA

El vicepresidente económico insular Efraín Medina, junto a un grupo de artesanas de la roseta. | DA

DIARIO DE AVISOS | Santa Cruz de Tenerife

El Cabildo de Tenerife quiere proteger y conservar la roseta, una de las labores artesanas más antiguas y representativas de Canarias. Para ello, a través de la Empresa Insular de Artesanía, ha desarrollado un proyecto cuya finalidad es poner en valor y salvaguardar la técnica y producción de esta actividad que llegó a convertirse en una verdadera industria a finales del siglo XIX.

El vicepresidente económico del Cabildo, Efraín Medina, adelantó ayer que, este trabajo de investigación que se ha desarrollado durante cuatro años tiene como objetivo proponer que esta actividad tradicional sea declarada Bien de Interés Cultural (BIC), porque “un pueblo que pierde su patrimonio y su cultura pierde su identidad y deja de ser pueblo”. Medina señaló que el estudio ya se ha presentado al órgano encargado de poner en marcha el proceso que es el área de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo y que una comisión técnica de valoración será la que lo traslade, si procede, al Gobierno de Canarias.

El Cabildo reconoce su compromiso con esta actividad artesana por lo que ha aportado a la cultura y tradiciones canarias, por su apoyo a la economía de las familias más necesitadas de finales del siglo XIX hasta la primera mitad del XX y por llevar el nombre de Tenerife al resto del mundo, como sinónimo de calidad y belleza de sus productos. Estas labores se llegaron a vender en los centros comerciales del Reino Unido, Francia, Alemania y Estados Unidos. En la actualidad, la producción rosetera se limita a los municipios de Vilaflor, Adeje, Granadilla, La Laguna y La Orotava donde, aún se elabora por un pequeño grupo de artesanas de edad avanzada.

Para Medina, al igual que en otras formas del patrimonio cultural inmaterial, “el objetivo de esta salvaguarda consiste en garantizar que esos conocimientos y técnicas, que están en manos de mujeres mayores de setenta años, se transmitan a las generaciones venideras, de modo que se sigan practicando”.

La roseta viajó de la mano de emigrantes canarios a América y se puede encontrar en Paraguay, Venezuela, Argentina, Bolivia, Perú, Cuba, Brasil, México, Puerto Rico y en Estados Unidos (se trabajó en Texas y Luisiana, en esta última, aún se conserva). Estos países la adoptaron como producto nacional y en ocasiones han cambiado su nombre pero la técnica sigue siendo la misma. En Paraguay se las denomina ñandutí; en Venezuela, soles de Maracaibo; en Puerto Rico, soles de Brasil, soles de Naranjito. En estos lugares la roseta se ha mantenido gracias a la protección de los organismos oficiales.