Toca resetear de nuestras memorias lo que fue la temporada pasada; especialmente el infausto final de liga donde el CD Tenerife se tiró a la bartola en los últimos siete partidos. El verano no ha ayudado a borrar el disco duro de la liga 13-14. La pretemporada, opaca y poco ilusionante en cuanto a fútbol y resultados, ha hecho que la canÃcula estival haya sido más insoportable. Afortunadamente ya está aquà la nueva temporada, donde abundan de inicio los buenos propósitos y todo un decálogo de intenciones positivas de cara al extenso paraje de esta interminable Segunda División. Es por todo ello, que este año es más importante que nunca empezar bien. Ganando en Ponferrada (un empate tampoco serÃa mal recibido), disiparÃa todas las dudas de un plumazo, sobre todo si el combinado de Cervera enseña algo del buen fútbol que ha tenido guardado en verano. Sea como sea, detecto este año más impaciencia, menos dosis de atenuantes a la hora de sacar la guadaña de las crÃticas a las primeras de cambio. La exigencia siempre es buena, pero hay una pequeña lÃnea que confunde exigencia con nerviosismo. Olvidar el mal trago de la recta final de la liga pasada será muy sencillo si se empieza con buen pie la temporada. Si no fuera asÃ, ya empezarÃamos a tener que escuchar los primeros sablazos del curso, por muy pronto e injustos que estos fueran. Asà son las cosas por aquÃ.