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Fuimos de ATI – Por Hugo Luengo

   

Cuando éramos libres y pensábamos por nosotros mismos. Como hoy dice alguno en Coalición Canaria, cuando había que ejercer la política de “abajo hacia arriba”, gobernando para la base social. Para los jóvenes de hoy, decirles que en los años 70, ATI fue un partido antisistema, como hoy “Podemos” o más, increíble, ni yo mismo me lo creo, pero así fue. De ahí su pasado éxito.

ATI, nació en Tenerife, desde sectores profesionales con fuerte apoyo vecinal, pidiendo entonces algo tan elemental como la mejora de las condiciones de vida urbana. El eslogan de “Santa Cruz para Vivir” ganó varias elecciones de ATI y sus vecinos. Desde el mundo vecinal ATI se regionalizó, primero contra la Ley de Aguas, que ganó apoyado en el pequeño y sacrificado inversor de Tenerife y la Palma. Luego llegó el poder.

El desarrollo en el tiempo y en la escala regional de ATI, luego CC, ha alejado al partido de su origen. Si bien permitió en su momento equilibrar la deriva socialista, no podemos hoy afirmar que haya significado un impulso decidido en la mejora de las condiciones económicas de la región. La alternancia política en Canarias, tiene hoy como fin máximo la pervivencia del partido y por extensión de la clase política instalada, si a los resultados nos remitimos. En consecuencia el poder que en origen tiene el ciudadano se traslada al ámbito del partido, en el caso de CC, aún con más intensidad.

Todo un fenómeno de actualidad para analizar en este contexto, la Renovación Personal. Desde el inicio de la democracia, existen en Canarias tres generaciones, cuyo periodo medio de vida política útil se sitúa en torno a los veinte años, o sea 5 legislaturas .En el caso de ATI, en la primera Hermoso y Adán Martín, en la segunda Zerolo, Ana Oramas, Ricardo Melchior y Paulino, incluso Bermúdez. Ya en la tercera Clavijo y Carlos Alonso. Cuenten los años para comprobar a tesis. La renovación de personas no sólo es necesaria sino que democráticamente se hace ineludible e inaplazable. La Constitución Americana en su enmienda 22 del año 1947, fijó con buena lógica el periodo de dos mandatos de cuatro años como límite. Sería deseable que en Canarias las altas representaciones, tuvieran esta limitación.

La renovación personal, no sólo afecta a la cabeza, su base es mucho más amplia. En Canarias además territorializada y sin control unificado, de manera que se convierte en un elemento opuesto a la renovación y con ello al cambio. La rigidez del modelo canario está en buena medida ligada a ello. No es por lo tanto ajeno, que en estas circunstancias con el sistema político bloqueado, sea Canarias la única región española que incrementó el paro el mes pasado, cuando toda España lo reduce y además estando con el crecimiento turístico mayor de los últimos años.

El paro no cae por casualidad y al margen de que las balanzas fiscales nos digan que España financia a Canarias con 4.000 M€ al año, el sistema no puede dormirse en la subvención. Hoy Canarias no está ofreciendo un marco jurídico claro y sencillo al inversor, tanto propio como externo. Diseñamos los mecanismos económicos a la defensiva, tanto el REF como la RIC, pensando más en las financiaciones públicas que en las ventajas y facilidades al inversor. Al cual a su vez hacemos la vida imposible haciéndole transitar en un sistema diseñado para que carezca de seguridad jurídica.

La desconexión de ATI de su base social de soporte, está en la deriva de Coalición Canaria en su conjunto. El ciudadano ha dejado de ser la finalidad del ejercicio de la cosa pública, para trasladarse ésta a los territorios compartimentados de las islas. Para humanizar hoy CC, hay que volver a los orígenes y ejercer con urgencia la renovación de las personas, dar paso a la tercera generación, luego hacer política de verdad.

Aún así costará llegar.