“Jesús Mendoza fue uno de los mejores guardianes de la Virgen”

El acto del pregón tuvo lugar en el salón de plenos del Ayuntamiento de Candelaria. | ANDRÉS GUTIÉRREZ

JOSÉ L. CONDE | Candelaria

El exalcalde de Candelaria, Antonio Hernández Marrero, tuvo ayer unas palabras de recuerdo para el padre Jesús Mendoza, fallecido el pasado mes de octubre, en las que dijo que “fue un gran comunicador y uno de los mejores guardianes que ha tenido nuestra virgen morena, la Patrona de Canarias, pero estoy seguro que del lugar en que se encuentre nos estará observando”. Dichas palabras fueron mencionadas en el pregón de las fiestas de Candelaria, acto celebrado en el salón de plenos del Ayuntamiento, en el que estuvieron presentes el alcalde, José Gumersindo García, y el rector de la Basílica, David López, además de numeroso público que abarrotó el recinto.

Antonio Hernández quiso centrarse en el municipio en el que a su modesto entender “los candelarieros infravaloramos lo que tenemos, que es bastante y de gran calidad y, sin embargo, pregonamos y supervaloramos lo que no es extraño, ignorando que nuestro pueblo tiene una rica historia, que merece la pena ser resaltada y que hay más personas que, en la más absoluta humildad, dedican a nuestro pueblo su leal saber y entender para que se conozca y no se pierda nuestro acervo cultural”.

Antonio Hernández Marrero, durante la lectura del pregón. | A.G.

De Candelaria quiso destacar algunos aspectos como la pesca, la agricultura y los alumbramientos de agua. Sobre este último aspecto si señaló que “malos vientos se avecinan para el agua, si sale adelante tal y como está redactado el nuevo Plan Hidrológico. A lo mejor va a ser necesario volver a la gesta de los noventa”, que como se recordará provocó la mayor manifestación popular que se recuerda en esta isla en protesta por la Ley de Aguas de Canarias.

Por último, propuso como homenaje levantar un monumento a la luchada celebrada en la Media Montaña, enclavada en el pueblo de Barranco Hondo allá por el año 1834 a la que concurrieron casi todos los habitantes de la isla y participaron 430 luchadores en los tres días que duraron las agarradas. También pidió un terrero donde con cierta periodicidad se repitiera tan noble acto de canariedad.