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Masca sin ley – Por Félix Díaz Hernández

   

Algunos se han atrevido a poner por escrito que la desembocadura, la playa e incluso el caserío de Masca, en el municipio tinerfeño de Buenavista del Norte, fueron en tiempos pretéritos escondite y refugio para algunos piratas. Aunque esa hipótesis no he podido confirmarla en su plenitud, lo que si resulta evidente es que en nuestros tiempos ese enclave natural protegido se ha convertido en un poderoso atractivo tanto para los lugareños como para nuestros visitantes. Una reciente visita al lugar me ha puesto en alerta sobre los riesgos y el descontrol más absoluto que impera en ese barranco y esa recóndita costa.

De hecho, allí frente al mar, vislumbré a los nuevos piratas; algunos disfrazados de relaciones públicas, otros de presuntos guías turísticos, pasando por grumetes, jóvenes vendedores de recibos de dudosa legalidad, vendedores ambulantes, capitanes de bergantines a motor y música a toda vela… Toda una flora y fauna que parece haber desplazado a la tranquilidad, el sosiego, el silencio y la limpieza que caracterizaba a Masca hace años. Como tinerfeño y canario me sentí abrumado por el deterioro de la playa, la suciedad, los 30 barcos fondeados sin control frente a la costa, la inexistencia de unos mínimos servicios para los cientos de senderistas que, sudorosos, salían por la bocana del barranco. De hecho no estaría mal que, incluso por razones de seguridad, en el caserío se instalase una suerte de torno o servicio para poder saber el número exacto de personas que en cada momento transitan por este majestuoso barranco. Un dato relevante para activar recursos de emergencia si fuera necesario.

Sirvan estas palabras para que el ayuntamiento de Buenavista, el Cabildo tinerfeño y el Gobierno canario se tomen en serio el cuidado y control de Masca y su entorno, de lo contrario auguro que dentro de no mucho tiempo estaremos lamentándonos por la muerte de un activo natural distinto; pero no de éxito, más bien por pura dejadez.

@felixdiazhdez