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El circuito – Por Leopoldo Fernández

   

Esta vez parece que va en serio. El circuito automovilístico o de motor de Tenerife, ubicado en terrenos de Granadilla de Abona, se acerca por fin a su concreción práctica. No es que durante una veintena de años las autoridades del Cabildo Insular -principal impulsor de esta instalación de carácter permanente- no actuaran o lo hicieran con dejadez, apatía o desgana, pero algún descuido, no digo desinterés, sí que se ha producido, seguramente porque otras cuestiones de la política diaria reclamaban mayor atención. No es normal que los trámites administrativos para la adquisición de unos terrenos a diferentes propietarios y la obtención de la declaración de impacto ambiental necesiten cuatro quinquenios para su culminación efectiva. En cuestiones de esta naturaleza, no bastan las buenas intenciones; se precisan además recursos económicos, determinación política, dedicación intensiva, conocimientos sobre el mundo automovilístico, buenos contactos nacionales e internacionales, etc. Superados, pues, los problemas, todo indica que el circuito de velocidad será feliz realidad a comienzos de 2017, aproximadamente. El proyecto, cuyo coste se estima en unos 30 millones de euros, no va a suponer desembolso alguno para la corporación insular, ya que su construcción se llevará a cabo mediante concurso público a cambio de una concesión de explotación de las futuras instalaciones por un periodo de 40 años.

Al menos tres importantes grupos inversores estarían interesados en la construcción de esta instalación, que dispondrá de 1,3 millones de metros cuadrados de superficie, incluyendo la pista principal -de 4.067 metros de longitud-, con distintas conexiones y variantes para el desarrollo, incluso simultáneo, de diferentes competiciones, entre las que podrían incluirse la Fórmula 1 y el Campeonato Mundial de Motociclismo, además de los edificios e infraestructuras técnicas y anexas imprescindibles en este tipo de contornos (boxes, aparcamientos, centro médico, torre de control, capacidad para 100.000 espectadores, aseos, etc.). Además de competiciones relacionadas con el mundo del motor, al que tanta afición existe en Tenerife, el circuito puede servir para la realización de pruebas y ensayos por parte de escuderías y fabricantes de vehículos, motores y neumáticos, entre otros. El buen clima de la Isla y su disposición de magníficas instalaciones de ocio y descanso son a su vez un atractivo complementario para que el circuito se convierta con el tiempo en un probatorio de novedades técnicas relacionadas con el mundo del motor, además de en atractivo marco para las competiciones deportivas y, desde luego, para la generación de empleo y actividad económica.