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Comercio chino – Por Leopoldo Fernández

   

Los lectores de este periódico ya lo saben: un grupo de empresarios chinos tiene interés en instalar, en terrenos del puerto de Santa Cruz, una plataforma comercial dedicada exclusivamente a la exportación, que incluiría unas 400 tiendas con productos fabricados en la República Popular China. Al amparo de las facilidades fiscales de la zona franca, y acogidos también -hasta donde sea legalmente posible- a los beneficios de la zona ZEC, estos promotores asiáticos pretenden aprovechar la corriente turística que llega a Canarias de modo que los visitantes que lo deseen puedan acudir a dichas tiendas, observar las distintas mercancías expuestas, todas de gran aceptación popular -se supone que preferentemente productos tecnológicos-, realizar en su caso la transacción, abonarla y santas pascuas. Las compras les son remitidas a sus domicilios en fechas convenidas entre las partes, de modo que los turistas no tienen que cargar con ellas al regreso a sus puntos de origen. Se trata de una modalidad comercial que ya se está imponiendo en distintos puntos del globo y que, en el caso de Tenerife, además de polo de atracción para los 12 millones de turistas que cada año visitan las Islas, puede resultar también muy interesante como centro logístico de interés cara al vecino continente africano. Para Canarias, el turismo de compras presenta un potencial que apenas se ha experimentado, pero que podría tener enorme interés si cuaja esta iniciativa china y es promocionada adecuadamente. Los pequeños comerciantes locales han manifestado su grave preocupación por la pretensión de los empresarios chinos, pero en caso de que la idea siga adelante el mercado local estaría blindado ya que este tipo de centros comerciales no se dirigen a los mercados locales sino sólo a los internacionales, para facilitar la expansión comercial del gigante asiático, convertido ya en el primer exportador mundial. En cualquier caso, bien está la protección del comercio local y el control legal de las actividades que puedan ponerlo en peligro, pero la zona franca portuaria y la ZEC fueron creadas para captar inversiones en un mundo cada vez más competitivo. La baja e indefinida fiscalidad, la privilegiada situación geográfica de las Islas, su condición de potencia turística de primer nivel, la seguridad jurídica, las infraestructuras logísticas, el nivel medio de vida, la buena conectividad existente, la cualificación del empleo, las posibilidades de algunos sectores estratégicos, el resurgir económico de África occidental y la compatibilidad entre la RIC y la ZEC son, entre otros, factores que hacen de Canarias un lugar muy atractivo para la implantación de clústers y proyectos empresariales de diversa índole.