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León Tejera: “Si César Manrique viera tanto abandono, mata o se mata”

   
La construcción vinculada a estas Maretas, por donde se accedía a los aljibes, está en ruinas; y también se ven las obras de la circunvalación de Arrecife, que pasa por encima de la Mareta. / V. P. León Tejera habla constantemente de César Manrique y de su influencia en el desarrollo de la Isla. / V. P. La construcción vinculada a estas Maretas, por donde se accedía a los aljibes, está en ruinas; y también se ven las obras de la circunvalación de Arrecife, que pasa por encima de la Mareta. / V. P. Imagen de La Mareta del Estado. / V. P. Antonio Gámez, guía turístico. / V. P.  León Tejera limpiando la Mareta del Estado. / DA
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La construcción vinculada a estas Maretas, por donde se accedía a los aljibes, está en ruinas; y también se ven las obras de la circunvalación de Arrecife, que pasa por encima de la Mareta. / V. P.

VICENTE PÉREZ | Arrecife

“Si César Manrique viera tanto abandono, mata a alguno o se mata él”. Así de expresivo se muestra León Tejera, un vecino de la capital de Lanzarote, que, con 77 años, dedica horas y horas a limpiar la incesante basura que llega a la mayor obra hidráulica de la Isla: las Maretas del Estado, una construcción con más de un siglo para recoger el agua de la lluvia, con la que se abastecía la principal población conejera.

DIARIO DE AVISOS lo entrevistó en la gran explanada equivalente a nueve campos de fútbol que ocupan las Maretas, provisto de su carretillas, su sacho, su pala y su rastrillo para recoger los residuos que traen los incívicos y el viento. Pero su verdadera pesadilla ahora son las obras de la carretera de circunvalación de Arrecife, que atraviesan esta gran superficie de antigua argamasa, que no está declarada Bien de Interés Cultural, aunque sí figura en el catálogo de patrimonio histórico del Plan General de Ordenación de municipio conejero. La vía ya dividía en dos la Mareta pero la ampliación a cuatro carriles ha duplicado esta ocupación.

Las Maretas del Estado, situadas entre el Cuartel de Infantería y el barrio de Argana Baja, son, junto con la presa de Mala, la mayor obra de ingeniería hidráulica en Lanzarote

León nació en el municipio lanzaroteño de San Bartolomé y trabajó 35 años para el Cabildo de la Isla de los Volcanes, por lo que fue uno de los peones que construyó los proyectos salidos de la imaginación de César Manrique, como el mirador restaurante de Las Montañas del Fuego, los Jameos o la Cueva de los Verdes. “Trabajé tanto en el fuego como en el agua; César Manrique era una persona muy sencilla; a él a lo mejor le hubieran hecho caso con esto de Las Maretas, porque a mí no; ahora está todo hecho un desastre completo y se aburre cualquiera”, comenta, acompañado del guía turístico Antonio Gámez, que ha creado un grupo en Facebook para promover la conservación de esta antigua infraestructura hidráulica y dar a conocer la labor monumental de este anciano.

“Para mí es un orgullo encontrar personas como don León”, afirma Gámez, quien recuerda que “en su día el Cabildo se planteó hacer un centro polivalente, pero no cuajó, y tampoco hubiera sido lo mejor porque suponía un cambio de uso radical, ya que lo más acorde es convertir las Maretas en una especie de museo del agua, algún uso cultural, poder visitar los aljibes e incluso recuperar parte de su uso original”. Este guía turístico de origen andaluz, pero ya conejero de adopción, aprovechó un reciente Simposio Internacional sobre Cascos Históricos y Patrimonio Cultura, organizado por la fundación CICOP y celebrado en Arrecife, para solicitar el apoyo a esta causa, que ya no es solo sobre las Maretas sino sobre la asombrosa labor de quien las cuida.

“Esta Mareta y el agua de las galerías del macizo de Famara “se suministraba a toda la Isla”


León no es tan fiero como su nombre indica, es una persona afable y simpática, y toda su fuerza la canaliza hacia la indignación de ver la historia de su tierra natal pisoteada. “Se comprende que a algunos no les conviene recoger el agua en aljibes, a los del negocio del agua potable, y tampoco hay unión para conservar lo que tiene tanta historia,; esto se viene abajo y nadie hace nada”, se lamenta, con socarronería de campesino canario, el antiguo peón del Cabildo.

Él recuerda cómo con esta Mareta y el agua de las galerías del macizo de Famara “se suministraba a toda la Isla” por lo que tiene claro que el espacio que limpia día a día “tiene un valor incalculable”, aunque observe que “la gente, si pudiera pisotearte, te pisoteaba”. Lo dice un hombre que desde los 11 años tuvo que laborar para ganarse el sustento. “Pegué a trabajar bien chico en las carreteras”, relata, “cargando escombros con cestas; estuve en La Palma, Tenerife, Las Palmas…por todos lados. En Arinaga estuve sacando piedras ahí a leñazo limpio, a la orilla del mar, a mano”.

A León Tejera se le conoce además en el barrio de Argana Baja porque plantó unos jardines de cactus y árboles junto al barrio, al punto de que el Ayuntamiento le puso en ese lugar una placa en su honor, si bien lleva meses sin poder usar agua municipal para cuidar esta vegetación.

El guía turístico que lo ha dado a conocer en las redes sociales quiere hacer ahora una recogida de firmas para proteger las Maretas como BIC y divulgar sus valores históricos entre los turistas y la propia población local: https://www.facebook.com/groups/1417205618524345/

En junio pasado, el Servicio de Patrimonio Histórico Artístico del Cabildo de Lanzarote ya advirtió en un informe que se está “agrediendo” la integridad de un bien protegido en el Catálogo de Patrimonio Histórico de Arrecife, después de que el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil alertase que se estaba llevando a cabo una ampliación del borde de la circunvalación de unos seis metros de ancho y unos 240 de longitud, “donde han transformado parte de la Mareta del Estado, según publicó La Provincia.

A León Tejera le indigna que “primero dijeran que la carretera iba a pasar subterránea, y luego la hicieron por encima, cogiéndose parte de la Mareta, y ahora han vuelto a coger más; es una pena, esto es una cosa antigua que no se merece este trato; hoy no se respeta nada, meten una pala por cualquier sitio”.

Las Maretas del Estado, situadas entre el Cuartel de Infantería y el barrio de Argana Baja, son, junto con la presa de Mala, la mayor obra de ingeniería hidráulica en Lanzarote. Su construcción comenzó en 1902 y terminó en 1913. La superficie de recogida de agua abarca 90.000 metros cuadrados, que antaño permitían llenar unos depósitos de 3.900 metros cuadrados.

El futuro de este bien patrimonial está aún en el aire. El mismo que sopla con fuerza a menudo sobre la gigantesca Mareta. Pero León Tejera, como un guardián del pasado del agua, se confiesa una persona infatigable contra el olvido y el abandono. Por eso continuará hasta el final de sus días, si es necesario, cuidando este lugar, maldiciendo a solas tanta desidia, pero soñando con que un día su voz sea escuchada y no se la lleve ni el viento ni el agua.