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Primarias – Por Francisco Pomares

   

En jerga política, solía decirse antes que “los congresos los carga el diablo”, en referencia a la incógnita que supone reunir a un montón de gente para que hagan de su capa un sayo. Los socialistas saben algo de eso: sus congresos suelen ser desde hace algún tiempo bastante moviditos, sobre todo si se los compara con los congresos a la búlgara del PP, donde aplican a rajatabla aquella portentosa frase de Alfonso Guerra que decía que “quien se mueve no sale en la foto”.

Luego los socialistas se sacaron de la manga las primarias, que son como una melé de todos contra todos, y los congresos pasaron a un segundo plano. Para un periodista tan de la casta como es uno, especializado en dar cuenta de las idas y venidas del poder y sus transeúntes, hacer pronósticos sobre el resultado de las primarias tiene sus más y sus menos. Con cuatro pretendient@s ya anunciados para optar a la candidatura socialista a la Presidencia del Gobierno regional, uno no sabe si recurrir al tarot, a las tripas de las ocas o a los posos del té. La verdad es que aventurar quien ganará este proceso es difícil, porque en él no tienen derecho a participar sólo los siete mil afiliados del PSOE en Canarias, sino todos los simpatizantes o amiguetes de los precandidatos que se apunten en el registro que se va a habilitar para ello. Con la nueva fórmula, podría convertirse en candidato el que sea capaz de apuntar a más conocidos y/o seguidores. Quienes dominen las redes sociales, hayan cuidado sus relaciones digitales y sean convincentes, tienen un plus de partida.

Se confiese o no, el nuevo sistema de primarias socialistas es una apertura a la participación en la selección de candidatos, realizada pensando sobre todo en las redes virtuales. En el fondo, se imita el sistema de participación electrónica planteado por Podemos, pero limitándolo a apoyar nombres, no a debatir ideas. El PSOE aún mantiene que el debate programático debe quedar reservado a los militantes, aunque eso no va a durar mucho: el salto de la política tradicional a las redes es inevitable: Podemos no ha hecho más que imitar el modelo de la campaña yes, we can que hace seis años catapultó a Obama a la presidencia: un mensaje de renovación, cambio y ruptura, abierto a grupos ciudadanos alejados tradicionalmente de la política o descontentos con el sistema, y que se basa en el uso masivo de las nuevas tecnologías de la información.
Aquí en el PSOE siguen creyendo que las primarias se van a resolver con el apoyo de la burocracia partidaria y el pronunciamiento de los notables. Pero me da que eso cada vez va a pesar menos.