Nervios en el estómago. Apenas pude pegar ojo la noche anterior. Me sentÃa desubicado en la lÃnea de salida. Por delante tenÃa los 10 kilómetros de la HarÃa Extreme Starter. No hace falta que me lo digan, para muchos de ustedes esa distancia es poco más que el calentamiento. Para mà suponÃa todo un reto. Nunca habÃa participado en una carrera de montaña. Ni siquiera podÃa imaginar que mi debut fuera en una prueba tan importante, pero habÃa llegado el momento de comprobar si todos los buenos consejos de DarÃo Dorta, el gran coach, habÃan servido para algo. Mi objetivo era llegar a meta y disfrutar por el camino. Conseguà las dos cosas. El tramo de subida no me costó demasiado. Se formó un embudo y lentamente ascendà en fila india, como el resto de doscientos y pico participantes. La bajada es otra cosa. Pude apretar un poco, pero no mucho. Muchas zonas las descendà caminando y con cuidado, ante el riesgo de dejarme los dientes en las piedras. No era cuestión de meterme un buen lomazo el primer dÃa. Tardé una hora y 15 minutos en llegar a meta y al final los 10 kilómetros se me hicieron cortos. Eso era lo importante. Llegar sin pasarlo excesivamente mal. El puesto era lo de menos, el 103, lo mejor es que me quedé con ganas de más.