X
a veces soy humano >

No devaluemos los sueños – Por Félix Díaz Hernández

   

Conquista el otoño las páginas del calendario. La oscuridad comienza a ganarle la partida al día robándole cada jornada unos pocos minutos, avanza firme acortando de manera silenciosa nuestra vida.

Hay quienes salen de casa y se tropiezan con la rutina al dar la vuelta a la esquina. Atrás quedan las sonrisas del verano, los vestidos vaporosos, las cervezas al sol, las fronteras recién descubiertas.

Cada año la transición de las estaciones, como símil o espejo de nuestra propia vida, se nos impone unos ritmos poco humanos pero que en nuestra sociedad, en nuestra colmena, hemos aceptado casi sin rechistar.

A muchos kilómetros de esta mal llamada “sociedad avanzada”, los sabios, los ancianos, aquellos que no han dejado de tener los pies en la tierra, califican nuestra organizada, estresante y ocupada existencia como una vida “de locos”. Y tienen bastante razón. Aun así, mal negocio haríamos al admitirlo y no tratar de escarbar en busca de otros alicientes para seguir adelante. Y si, como está demostrado, nuestras cadenas sociales coartan, roban y encarecen la posibilidad de conjugar el verbo vivir en primera persona, hay que rebelarse, reinventarse. Parafraseando a un conocido cantautor, “nos podrán robar los días… las noches no”.

Cuando nos olvidamos de soñar, cuando creemos que este laberinto de responsabilidades y ocupaciones no tiene salida; ese día, hemos perdido la partida. No podemos permitirlo.

Son legión aquellos que atacan la línea de flotación de las ilusiones; son muchos los que como modo de vida han elegido fastidiar a los demás; otra mayoría se alimenta del néctar que destila el fracaso ajeno. Pero no se puede dejar de soñar, de creer, de ilusionarse, de buscar…

No permitamos que nuestros sueños coticen a la baja, ni los malvendamos por cuatro monedas que, además, es probable que no nos proporcionen una felicidad tangible.

@felixdiazhdez