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Estemos tranquilos – Por Jorge Bethencourt

   

Madrid es hoy noticia por ser la primera ciudad europea del primer país europeo en confirmar oficialmente un caso de ébola. Algunos pedían ayer que no se pescara en río revuelto con la tragedia de la enfermera aquejada de esta gravísima enfermedad, apelando a que no se debe hacer política con las tragedias personales. Con todo respeto, váyanse al carajo. Nos dijeron que no había peligro. Nos dijeron una y otra vez que esta enfermedad sólo se transmite a través de fluidos corporales. Nos mostraron imágenes impactantes de gente en trajes espaciales -los NBQ- atendiendo a los pacientes enfermos repatriados a España. Nos aseguraron que había centros perfectamente preparados para atender esta enfermedad con todas las garantías. Nos dijeron solemnemente una y otra vez que no había peligro de contagio. Se equivocaron y nos engañaron. Ahora, de nuevo, nos vuelven a decir que no cunda la alarma. Que se han activado todos los mecanismos de prevención. Que estemos tranquilos. Nos informaban ayer que se están buscando las causas del contagio y que seguramente se trata de un fallo humano (¿qué otro tipo de fallo podría ser?, ¿de un animal?) . La enfermera infectada llevaba un par de semanas de vacaciones. Para quienes no tenemos más conocimientos médicos que los de un profano, imaginarnos las posibilidades de contagio de ese virus mortal en el entorno de la vida cotidiana de una persona resulta escalofriante. Si se ha producido la transmisión en un centro hospitalario dotado de todos los protocolos de seguridad, ¿qué no puede haber ocurrido en la calle? Es terrible que haya una persona infectada, al parecer desde hace cinco días. Terrible para ella, sobre todo. Y para todos los demás. Ahora nos dicen que estemos tranquilos, que el peor virus es el miedo. Yo no tengo miedo. Estoy muy cabreado.