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La nueva política – Por Jorge Bethencourt

   

A mis amigos rojos les ha sentado como un tiro que Patricia Hernández sea la nueva candidata del PSOE al Gobierno de Canarias. Porque Patricia tiene exactamente el mismo discurso que los antisistema. Es un producto político encajable en las estanterías de la izquierda de la izquierda, de ahí que se hayan cogido un rebote importante.

A la candidata le sale el pueblo por las orejas. Que si tiene un pacto con los ciudadanos. Que si el poder está al servicio de la gente. Que si hay que cambiar las cosas. Que si el viejo PSOE y la vieja política. Con ella ha llegado un nuevo discurso a las filas socialistas y a la competencia electoral. Mete la pata de vez en cuando. Y además a lo grande. Pero no se corta. Sigue adelante porque ha entendido un par de cosas básicas de este puñetero mundo: que lo que importa son las apariencias. Esas malditas apariencias que hicieron vivir al famoso impostor Nicolás como un cura. Todo lo que le falta de conocimientos le sobra en osadía. Y sabe muy bien que el poder inviste enseguida de un maravilloso halo que difumina los defectos y realza las virtudes. Pero a Patricia Hernández, como a Fernando Clavijo, le espera un camino difícil. Muy difícil. Son candidatos para un tiempo de incertidumbres. La sociedad está tan rebotada de todo que es imposible calcular a quiénes pasarán factura. Así que estos nuevos tiempos tienen también un precio muy alto. Los líderes del anciano régimen -por usar el neolenguaje renovador- se han retirado a la sombra de los partidos y están esperando con una tibia sonrisa en sus labios amargos. José Miguel Pérez y Paulino Rivero deben pensar exactamente lo mismo. A ver qué ocurre. Porque, como le dijeron a Buendía: ¿Y qué pasa si el gallo no gana? Pues mierda. Y un ventilador.