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Me opongo – Por Indra Kishinchand

   

En estos tiempos de infidelidad hacia nosotros, enamorados del dinero y comprometidos con quien sea capaz de otorgárnoslo, me gustaría hacer un alegato en pos de la pasión, de quien no se acobarda ante una comodidad que insulta nuestras conciencias. Deseo alzar la voz a favor de quienes se hacen genios a pesar de las condiciones o quizás precisamente por ellas.
Y por eso hoy declaro que me opongo a la servidumbre ética y moral, a ser esclava de los pensamientos de otros; prefiero ser aprendiz de las virtudes ajenas y encontrar en ellas mi camino a la salvación que existir a sabiendas de que no me pertenezco.

Me opongo a destruir mi destino por evitar el sufrimiento lógico que acarrea la vida. Reniego de la culpa y me aferro a la idea de responsabilidad que todo hombre tiene con respecto a sus actos. Por ello abogo por la reparación y no por el castigo.

Huyo de aquellos que ensalzan su honestidad degradando la de sus semejantes, de quienes observan el mundo con miradas grises y desgatadas y llueven para no mojarse.

Y es que desde que te fuiste, querida razón, querida justicia, querida libertad, desde que te marchaste, no dejo de pensar en los mares que ahora surcas; me pregunto el porqué de tu abandono constante e insistentemente. Y es que desde que te fuiste, eres más de lo que eras.