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Perdiendo el Norte – Por César Martín

   

La reciente noticia de la compra de vino de La Mancha por parte de Bodegas Insulares es un verdadero despropósito. Viña Donia no vendría contraetiquetado, pero su etiqueta si viene ilustrada con motivos simbólicos de nuestra tierra, y eso es un engaño. No hay excusa para explicar la adquisición de vino foráneo para mezclarlo con el nuestro, etiquetarlo bajo una marca local y venderlo al turista de bajo perfil, porque al fin y al cabo, pensarán que qué sabrá la masa de un buen caldo, la misma masa a la que tanta veces he escuchado despotricar de los vinos de mi tierra por desconocedores absolutos o por malas experiencias. Esto solo responde a la suciedad y la mezquindad del que entra en el juego del mercado, de este salvajismo que no obedece a ninguna razón que no sea la del dinero. Me da igual que sea fraude o calumnia, mentira o irresponsabilidad, dentro de lo legal o al margen ley. Al final todo entra dentro del saco de lo que cada uno sabemos que está bien o está mal. Esto era un secreto a voces; toda la vida he escuchado hablar de los golfos que compraban vino barato fuera para colarlo aquí y sacar provecho. Yo no dejo de pensar en mi gente que lleva todo este mes vendimiando, que se ha partido el lomo cultivando todo el año la viña. Aquellos que con tanto esfuerzo tratan de sacar un buen producto que cada vez cuesta más producir y vender. A esos los he visto volver de la citada bodega con el camión cargado de uva porque se la echaron para atrás al no cumplir el estándar de calidad. Lo fácil aquí es ir a recoger los premios, hacerse la foto y llenarse la boca de buenas palabras. Lo difícil es dar la cara, buscar soluciones y arrimar el hombro. Por lo pronto, dejo el embotellado este fin de semana y me engalano rumbo al norte a por una buena cuarta de blanco fresquito. Listán, por supuesto.

@cesarmg78