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Düsseldorf: 1996 – Por Sergio García de la Cruz

   

Mientras escribo me llegan noticias de incendios que han ocurrido en las últimas horas a lo largo de todo el territorio español: vehículos, contenedores, viviendas, etc., uno de ellos con un balance fatídico; dos fallecidos en Barcelona. Los demás con daños materiales, afortunadamente como el de la fábrica de guitarras en Valencia o aquí el quiosco de la Playa del Socorro.

El 11 de abril de 1996 en el aeropuerto de Düsseldorf en Alemania ocurrió un importante incendio que dejó tras de sí 17 muertos y más de 60 heridos. El aeropuerto estuvo cerrado durante 4 días. Con él aprendimos muchos de cómo se deben o no hacer las cosas.

La causa del incendio fue una simple chispa que saltó sobre el poliestireno, material que es utilizado para los falsos techos. La chispa proveniente de la segunda planta cayó en el interior del falso techo del primer piso y el humo comenzó a salir por las rejillas de ventilación. Nadie se percató hasta que fue demasiado tarde, estas cavidades carecían de detectores de humo. Posteriormente, el techo comenzó a caer y el humo y su letalidad ascendió a las plantas superiores. Siete de los muertes se produjeron en los ascensores, se trataba de personas que se encontraban en la segunda planta y que al percatarse del humo que ascendía por los huecos desde las plantas inferiores decidieron bajar en el ascensor, y este funcionó, sí, pero paró justo en la zona del fuego, otras ocho personas fallecieron en la zona VIP de la tercera planta, no existen las suficientes salidas de emergencias. ¿Qué fallos se detectaron? No había purgadores automáticos, las tomas de agua eran insuficientes y no estaban conectadas al abastecimiento municipal, pero, si retomamos a la causa desencadenante en un análisis lineal nos damos cuenta de que desde un principio fallan cuestiones básicas como la seguridad en la realización de los trabajos, en este caso de soldadura, con independencia de que después un cúmulo de pequeñas circunstancias encadenadas terminen con un resultado tan triste. Los techos tienen que ser de un material aislante inflamable, debe haber un sistema automático contra incendios revisado y actualizado en todas las zonas y recovecos, no solamente en los lugares que todos vemos.

La falta de coordinación, la carencia de planos del edificio disponibles, las limitaciones de enviar un mensaje claro a los usuarios que se encontraban en el lugar, hicieron el resto. Cuando se trata de un incendio, la primera prioridad es la seguridad. Los principales peligros asociados al fuego son el humo, las toxinas y el calor. Un incendio puede duplicar su tamaño cada 30 segundos y en algunos ambientes este plazo puede ser menor, una habitación puede adquirir una temperatura insoportable en tan solo 90 segundos desde el momento en que el fuego comenzó. El monóxido de carbono es un asesino silencioso y muy letal, con solo 0,32 % en la atmósfera produce dolores de cabeza; mareos y náuseas después de 7-10 minutos y la inconsciencia después de 30 minutos. En una concentración mayor como de 1,25% la inconsciencia es inmediata y la muerte llega en 1-3 minutos.

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