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El pacto chirría – Por Leopoldo Fernández

   

A seis meses de las elecciones locales y autonómicas, el pacto de Gobierno entre nacionalistas y socialistas da la impresión de que se tambalea. Incluso se dice que podría afectar a la estabilidad del Ejecutivo de coalición. La rumorología política recoge el problema que desde hace meses colea en la isla de La Palma, tras el acuerdo suscrito en el Cabildo entre PSOE y PP que desplazó a los nacionalistas del gobierno insular, como razón de fondo para explicar esta crisis inesperada. Veremos a ver qué tiene que decir hoy la mesa de seguimiento del pacto, convocada con urgencia a solicitud de CC, sobre una cuestión que, a mi modo de ver, para nada debería afectar directamente al acuerdo de Gobierno regional. La culpa de lo ocurrido en la Isla Bonita, lo he escrito alguna vez, la tienen los nacionalistas palmeros, que dieron por roto su pacto con los socialistas al expulsarlos -sin aparentes razones de peso- de la mayoría de gobierno. El posterior acuerdo de estos últimos con los populares, deseosos de actuar como mamporreros políticos con tal de apear del poder a los nacionalistas, y la inmediata presentación de una moción de censura contra Guadalupe González Taño fue la consecuencia natural de la ligereza con que actuaron los dirigentes insulares de CC. A partir de ahí los palmeros, pese a recuperar la alcaldía del Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, han seguido erre que erre con la idea de volver a la presidencia del Cabildo, a lo que se niegan Anselmo Pestana y sus seguidores, que son mayoría en la Isla, aun a riesgo de cesar como militantes del PSOE. Con un pleito judicial pendiente a propósito de la expulsión -sobre la que Patricia Hernández y José Miguel Pérez se enfrentan a cara de perro, la primera a favor de que los consejeros socialistas palmeros sigan en el partido y el segundo, partidario de echarlos pese a la opinión de Ferraz-, es lo que le faltaba a esta formación política para fomentar nuevos y graves problemas en Canarias a cuenta de la pésima dirección de su secretario general. Además, el asunto no tiene más ámbito que el socialista y sólo faltaba que CC condicionara su solución en función de sus propios intereses. Pese a su mala gestión, lo menos malo para todos es que el Gobierno se mantenga hasta las elecciones de mayo.